Rastrean por primera vez una célula especializada en la eliminación de residuos, implicada en enfermedades autoinmunes

Archivo - Laboratorio. Probeta
Archivo - Laboratorio. Probeta - GETTY IMAGES/ISTOCKPHOTO / PATTONMANIA/ENAC
Publicado: viernes, 10 marzo 2023 7:21

MADRID, 10 Mar. (EUROPA PRESS) -

Durante casi 140 años, el origen y el comportamiento de un enigmático tipo de célula de los ganglios linfáticos, denominado macrófago corporal tingible, ha sido un misterio. Ahora, por primera vez, científicos del Instituto Garvan de Investigación Médica, en Australia, han rastreado el ciclo vital y la función de esta célula, lo que repercute en la comprensión de los trastornos autoinmunes, según publican en la revista 'Cell'.

Las enfermedades autoinmunes, que se producen cuando el sistema inmunitario ataca al organismo suponen una importante carga para la salud crónica en todo el mundo.

"En los organismos vivos, la muerte se produce constantemente y, si no se limpia, el contenido de las células muertas puede desencadenar enfermedades autoinmunes", explica el autor principal, el profesor Tri Phan, jefe del Laboratorio de Microscopía Intravital y Expresión Génica (IMAGE) y codirector del Programa de Inmunología de Precisión de Garvan.

Los macrófagos de muchas partes del cuerpo se encargan de eliminar materiales extraños como bacterias y virus, pero los investigadores descubrieron que estos macrófagos corporales tingibles, que se encuentran en el interior de los ganglios linfáticos, están especializados en limpiar los propios residuos del sistema inmunitario: los linfocitos B que proliferan cuando luchamos contra una infección.

Durante una respuesta inmunitaria, en el interior de los ganglios linfáticos se fabrica un gran número de linfocitos B y se comprueba su capacidad para neutralizar la infección. Las células B que no superan la prueba están destinadas a morir, pero en el camino pueden provocar que el organismo se ataque a sí mismo.

El contenido de estas células --especialmente el del núcleo central de la célula-- es inflamatorio y puede activar inadvertidamente algunas células B para que fabriquen anticuerpos contra esos residuos, lo que conduce a la autoinmunidad. La eliminación de estos residuos es, por tanto, una función doméstica fundamental.

Los científicos utilizaron técnicas de imagen intravital de última generación en el Centro INCITe del ACRF para observar cómo se forman los macrófagos dentro de los ganglios linfáticos y cómo se comportan en tiempo real.

Su análisis demuestra que, a diferencia de otras células inmunitarias, los macrófagos del cuerpo tingible no persiguen a sus objetivos, sino que se dispersan uniformemente y permanecen al acecho. Cuando un linfocito B muerto o moribundo se acerca, el macrófago se extiende y envuelve al objetivo, atrayéndolo hacia sí para ser ingerido.

"Sabemos muy poco sobre los macrófagos del cuerpo tingible porque hasta ahora no era posible, con microscopios de dos fotones de última generación, entrar en las microestructuras del interior de los ganglios linfáticos de un animal vivo y observar las células en acción en tiempo real. Por eso hemos tardado 140 años -desde que se describieron por primera vez los macrófagos tingibles en 1885- en llegar a donde estamos ahora", afirma el profesor Phan.

"Gran parte de lo que hacemos es como rodar un documental de David Attenborough pero a escala microscópica: capturar la vida oculta de estas células raras 'en estado salvaje', para mostrar cómo funcionan estos ecosistemas celulares para mantenernos sanos", explica Abigail Grootveld, estudiante de doctorado en Garvan y coprimera autora del estudio.

"Esta investigación es apasionante porque nos ayuda a comprender las causas de enfermedades autoinmunes como el lupus. Entender por qué alguien contrae la enfermedad en primer lugar y por qué sigue reapareciendo es un paso importante hacia futuros tratamientos de estas enfermedades", afirma Wunna Kyaw, estudiante de doctorado en Garvan y coautora del estudio.

En el lupus sistémico, el sistema inmunitario lucha por controlar la producción de sus células T y B de combate. Su hiperactividad provoca inflamación, autoanticuerpos y daños a largo plazo en todo el organismo. Esta investigación demuestra que los macrófagos del cuerpo tingible, con su función de limpieza de las células B, podrían ser los responsables de poner en marcha la cadena de acontecimientos si fallan.

Hasta ahora, el estudio ha examinado lo que ocurre con los macrófagos en modelos animales de un sistema sano. El siguiente paso de los investigadores es ampliar el experimento a un modelo autoinmune, para ver si pueden rescatar el sistema defectuoso y prevenir la autoinmunidad en su raíz.