MADRID, 12 Ago. (EUROPA PRESS) -
Las personas generalmente piensan que el estrés y la ansiedad son conceptos negativos, pero aunque tanto el estrés como la ansiedad pueden alcanzar niveles poco saludables, los psicólogos saben desde hace tiempo que ambos son inevitables y que a menudo desempeñan un papel útil, no dañino, en el día a día de las personas, según una presentación en la convención anual de la Asociación Americana de Psicología.
"Muchos estadounidenses ahora se sienten estresados por estar estresados y ansiosos por estar ansiosos. Desafortunadamente, para cuando alguien recurre a un profesional en busca de ayuda, el estrés y la ansiedad ya han alcanzado niveles insalubres", alerta la psicóloga Lisa Damour, que escribe una columna periódica para 'The New York Times' y es autora del libro 'Bajo presión: afrontar la epidemia de estrés y ansiedad en las niñas'.
El estrés generalmente ocurre cuando las personas están al límite de sus capacidades, cuando se esfuerzan o las circunstancias las obligan a extenderse más allá de sus límites familiares, según Damour. También es importante comprender que el estrés puede ser el resultado de eventos tanto buenos como malos. Por ejemplo, ser despedido es estresante, pero también lo es traer a un bebé a casa por primera vez.
"Es importante que los psicólogos compartan nuestro conocimiento sobre el estrés con audiencias amplias: que el estrés es un hecho en la vida diaria, que trabajar al límite de nuestras capacidades a menudo desarrolla esas capacidades y que los niveles moderados de estrés pueden tener una función inoculante, lo que conduce a una resistencia superior a la media cuando nos enfrentamos a nuevas dificultades", señala.
"Como todos los psicólogos saben, la ansiedad es un sistema de alarma interno, probablemente transmitido por la evolución, que nos alerta de amenazas tanto externas, como un conductor que se desvía en un carril cercano, como internas, como cuando hemos postergado demasiado tiempo y es hora de comenzar nuestro trabajo", ejemplifica Damour.
Ver la ansiedad como a veces útil y protectora permite a las personas hacer un buen uso de ella. Por ejemplo, Damour señala que a menudo les dice a los adolescentes con los que trabaja en su práctica que presten atención si comienzan a sentirse ansiosos en una fiesta porque sus nervios pueden estar alertándolos de un problema.
"Del mismo modo, si un cliente comparte que está preocupada por una próxima prueba para la que aún no ha estudiado, me apresuro a asegurarle que está teniendo la reacción correcta y que se sentirá mejor tan pronto como coja los libros", añade.
Eso no significa que el estrés y la ansiedad no puedan ser dañinos, puntualiza. El estrés puede volverse insalubre si es crónico (sin posibilidad de recuperación) o si es traumático (psicológicamente catastrófico).
"En otras palabras, el estrés causa daño cuando excede cualquier nivel que una persona pueda absorber o usar razonablemente para desarrollar la fuerza psicológica --señala--. Del mismo modo, la ansiedad se vuelve poco saludable cuando su alarma no tiene sentido. A veces, las personas se sienten rutinariamente ansiosas sin razón alguna. En otras ocasiones, la alarma es totalmente desproporcionada a la amenaza, como cuando un estudiante sufre un ataque de pánico por un cuestionario menor".
El estrés y la ansiedad no tratados pueden causar tristeza persistente, pero también pueden contribuir a una serie de síntomas psicológicos y médicos adicionales, como la depresión o un mayor riesgo de enfermedad cardiovascular, según Damour.
"Cualquier persona que se sienta abrumada por el estrés debe, si es posible, tomar medidas para reducir su estrés y / o buscar ayuda de un profesional capacitado para aprender estrategias de manejo del estrés. Para el manejo de la ansiedad, algunas personas encuentran alivio a través de libros que les ayudan a evaluar y desafiar sus propios pensamientos irracionales. Si ese enfoque no tiene éxito, o se prefiere, se debe consultar a un profesional capacitado --prosigue--. En los últimos años, las técnicas de atención plena también han surgido como un enfoque eficaz para abordar tanto el estrés como la ansiedad".
Damour también exhorta a los psicólogos a tomar un papel activo en el envío de mensajes contrarios a lo que ella llamó "la industria de la felicidad", o aquellas compañías de bienestar que venden la idea de que las personas deberían sentirse tranquilas y relajadas la mayor parte del tiempo.
"Los psicólogos son buenos para adoptar un enfoque más meditado al pensar en la experiencia humana. Queremos apoyar el bienestar, pero no establecemos el listón de ser feliz casi todo el tiempo. Esa es una idea peligrosa porque es innecesaria e inalcanzable --enfatiza--. Si tiene la impresión de que siempre debe estar alegre, su experiencia cotidiana puede llegar a ser bastante triste".