MADRID, 11 Sep. (EUROPA PRESS) -
El número de septiembre de 'Journal of Psychiatric Practice' presenta una revisión de la investigación y una actualización sobre el uso terapéutico de los psicodélicos, centrándose en el uso de la psilocibina para el tratamiento de la depresión.
"En un momento de creciente entusiasmo en relación con el uso potencial de agentes psicodélicos para mejorar los resultados de trastornos de otro modo intratables, los psiquiatras y los pacientes por igual necesitan una perspectiva sobre el estado actual de la evidencia y las perspectivas de futuro", ha comentado el autor principal, Amir Garakani, del Hospital de Greenwich, Greenwich, Connecticut, y el Departamento de Psiquiatría de la Escuela de Medicina de Yale, New Haven, Connecticut.
"En este artículo, los miembros del Comité de Psicofarmacología del Grupo para el Avance de la Psiquiatría y consultores discuten los hallazgos actuales de la investigación para proporcionar orientación a los clínicos sobre las perspectivas del tratamiento con psilocibina para sus pacientes que luchan contra la depresión debilitante", ha añadido Garakani.
La psilocibina es una sustancia psicodélica natural que se encuentra en las llamadas 'setas mágicas'. Muchos ensayos clínicos recientes han informado de los efectos positivos de la psilocibina en el tratamiento de trastornos psiquiátricos, incluyendo el trastorno depresivo mayor (TDM) y la depresión resistente al tratamiento (TRD).
Las pruebas sugieren que las respuestas terapéuticas a la psilocibina "se derivan, o al menos van de la mano, de una experiencia emocional o mística intensa", escriben Garakani y sus colegas.
Los estudios sugieren que la psilocibina conduce a una mayor "apertura a la experiencia" y flexibilidad psicológica, permitiendo a los pacientes "reconsiderar perspectivas estereotipadas y moverse más allá de los patrones de pensamiento acostumbrados."
Las investigaciones sobre los efectos biológicos de la psilocibina sugieren un aumento de la actividad entre redes cerebrales, sin los correspondientes incrementos dentro de redes individuales. Los mayores cambios en la flexibilidad de las redes cerebrales se han relacionado con reducciones duraderas de los síntomas de la depresión seis meses después.
Hasta la fecha, todos los estudios sobre el tratamiento con psilocibina han incluido un componente psicoterapéutico, con fases de preparación, dosificación e integración. En las sesiones de integración, "se anima a los participantes a compartir sus experiencias, con el objetivo de ayudarles a generar percepciones y facilitar el cambio de comportamiento", según los autores.
Actualmente, se están evaluando diversas estrategias de dosificación en entornos académicos y comerciales. Estos estudios siguen protocolos muy controlados en poblaciones cuidadosamente seleccionadas, con especial atención a maximizar la seguridad del paciente durante la experiencia psicodélica.
Los registros de ensayos clínicos muestran una multitud de estudios planificados o en curso, dirigidos a la MDD, TRD, y otras condiciones tales como la ansiedad relacionada con el cáncer y el trastorno de estrés postraumático.
"El gran número y el amplio alcance de los ensayos en curso y futuros sobre la psilocibina no sólo demuestran el interés de la comunidad científica por este fármaco, sino también la posible función terapéutica de los psicodélicos en distintos diagnósticos y ámbitos clínicos", escriben los investigadores.
A principios de este año, la agencia reguladora australiana anunció la aprobación para que los psiquiatras prescriban el tratamiento con psilocibina para el TRD.
En Estados Unidos, la psilocibina ha sido designada como 'terapia innovadora' para el TRD y el MDD. Aunque dos estados han legalizado o despenalizado la psilocibina (Oregón y Colorado, respectivamente), sigue siendo una sustancia controlada de la Lista 1 según la ley federal.
Una postura oficial de la Asociación Americana de Psiquiatría afirma que "actualmente no hay pruebas científicas adecuadas" para respaldar el uso de psicodélicos para el tratamiento de ningún trastorno psiquiátrico, fuera de los estudios de investigación aprobados.
No obstante, "las pruebas de investigación presentadas aquí ofrecen más apoyo al potencial de los psicodélicos en el cuidado de la salud mental", concluyen Garakani y sus colegas.
"La psilocibina ha demostrado ser prometedora como terapéutica novedosa y ofrece nuevas perspectivas sobre la función y disfunción del cerebro", según los autores. Sin embargo, "queda por ver si el actual panorama clínico, legal y de investigación permitirá cumplir esa promesa".