MADRID 17 Ene. (EUROPA PRESS) -
Un grupo de psicólogos advierte sobre la tendencia conocida como "ayuno de dopamina", esto es, "el distanciamiento de todo aquello que produce placer, desde la alimentación, el alcohol y el sexo hasta las redes sociales y las nuevas tecnologías con el fin de aumentar la productividad laboral", ya que aparte de "inocuos" para su propósito, pueden llegar a ser perjudiciales para la salud.
Esta práctica se basa, entre otras cosas, en la idea de que la sobreestimulación actual provoca que se segregue más dopamina de la recomendable, lo que, según sus seguidores, causa una "tolerancia" a sus efectos, con la correspondiente saturación del cerebro.
No obstante, los psicólogos de ifeel quieren poner en valor la importancia de la dopamina, un neurotransmisor cerebral. Normalmente, solo se asocia esta sustancia a todo lo relacionado con el placer, pero, según afirman, la dopamina tiene diversas funciones que se refieren también a la motivación, la afectividad y el control motor. De hecho, unos niveles alterados de dopamina, tanto por exceso como por defecto, están presentes en la enfermedad de Parkinson, la esquizofrenia y la adicción a las drogas, entre otros problemas de salud.
Por ello, se reafirman en que con la restricción de actividades placenteras que fomentan la secreción de dopamina se interrumpiría esa sobreestimulación, permitiendo que el organismo se deshabitúe a la dopamina. "De esta manera, al retomar las actividades, disfrutaríamos más de ellas gracias a una secreción más regulada y armónica de este neurotransmisor", han apuntado los expertos de Ifeel.
El cerebro segrega sustancias a cuyos efectos positivos podemos llegar a aficionarnos, tanto que buscamos intensamente los estímulos y actividades que facilitan su secreción, por ejemplo, las endorfinas del deporte. En esto juega un papel muy importante la habituación, y por tanto tenemos que ir regulando la cantidad de estímulo para conseguir efectos similares.
Así, "el pensamiento de estar sometiendo nuestro cuerpo al ayuno de dopamina no es real porque no tenemos acceso directo a lo que nuestro cerebro segrega, lo único que podemos hacer es deducir que esa secreción está ocurriendo", han explicado. Por tanto, nadie puede regular sus niveles de dopamina de manera deliberada simplemente por dejar de hacer aquellas actividades que cree que le hacen segregar más dopamina de la cuenta.
Además, siempre que se habla de "ayuno emocional" se insiste en el hecho de que dicho concepto y sus efectos no se sustentan en ninguna base científica rigurosa. Es decir, "son suposiciones extraídas de observaciones clínicas realizadas en el interior del despacho del psicólogo que ha acuñado la supuesta terapia". En este sentido, añaden que, en muchos casos, "no son observaciones en el sentido estricto de la palabra, sino deducciones que el profesional hace a partir del testimonio de sus pacientes, lejos de ser certezas".
Según estos expertos, lo que mejora los niveles de dopamina es "trabajar no solo al servicio de la mayor productividad posible, sino con objetivos reales que repercutan directamente sobre la felicidad, además de relacionarse con las personas de manera física, los hábitos de vida saludable, tener un sueño estable o no consumir drogas que nos hagan dependientes, entre otros".