MURCIA, 10 Abr. (EUROPA PRESS) -
La miembro del Colegio de Psicólogos de Murcia y Neuropsicóloga, Salvadora Manzanares Sánchez, ha advertido con motivo del Día Mundial de Parkison que esta enfermedad no se limita a la aparición de "temblores" sino que implica otros muchos síntomas como dermatitis, trastornos de la sudoración, pérdida de peso, fatiga e, incluso, depresión, apatía y déficit cognitivo, que influyen en la calidad de vida y suelen ser infradiagnosticados.
Manzanares recuerda que el 11 de abril es el día escogido para conmemorar a los enfermos de Parkinson, y reconoce que, al leer u oír la noticia en los medios de comunicación, "seguro que a nuestra mente viene la imagen de una persona, probablemente mayor, con temblores en sus manos y piernas, o en su cabeza, que no parece poder controlar y que le impiden realizar tareas que la mayoría llevamos a cabo de una manera rápida y rutinaria".
Sin embargo, esta psicóloga advierte que, lamentablemente, la enfermedad de Parkinson (EP) "no sólo es temblor" sino que, además de los clásicos rasgos motores de la enfermedad (temblor, rigidez y acinesia), la mayoría de pacientes presentan en etapas muy tempranas, incluso pre-clínicas, síntomas que no se vinculan a la motricidad, por lo que muchas veces son infravaloradas, "a pesar del sufrimiento y disfuncionalidad que generan en la persona afectada".
Entre estos rasgos, Manzanares cita los trastornos inflamatorios que afectan a la piel (dermatitis serborreica), los trastornos de la sudoración (dishirodisis), la pérdida de peso, la fatiga, los trastornos del sueño, el estreñimiento o alteraciones respiratorias (disnea). Todos ellos "afectan significativamente la calidad de vida del enfermo de Parkinson", lamenta.
Así mismo, explica que, en las últimas décadas, los estudios parecen indicar que existe una mayor relación entre los signos motores y signos no motores como los déficit cognitivos y del estado de ánimo. Entre los síntomas no motores relacionado con el estado de ánimo, la depresión y la apatía "son los que mayor prevalencia tienen", tal y como señala esta psicóloga.
En cuanto a la afectación de capacidades cognitivas, en la enfermedad de Parkinson "se da un amplio abanico que se extiende desde la normalidad, pasando por un deterioro cognitivo ligero (21-29% de los casos) hasta la demencia (25-40%)". En este sentido, puntualiza que la demencia en la enfermedad de Parkinson representa el 4% del total de las demencias degenerativas.
Por su frecuencia y publicidad, Manzanares reconoce que es mayormente conocido y "comprendido" el deterioro que pueda darse en otras patologías como es la enfermedad de Alzheimer (EA), donde la afectación de la memoria predomina habitualmente.
Sin embargo, explica que los déficit en el rendimiento cognitivo de un enfermo de Parkinson se centran en las conocidas como funciones ejecutivas, es decir, déficit en tareas como organización, planificación o razonamiento, que permiten perfeccionar la conducta para lograr metas presentes y futuras.
Asimismo, también se manifiestan estos déficits en la atención o la memoria de trabajo, con afectación en la capacidad para trabajar con una información durante un corto periodo de tiempo; así como en la fluencia verbal, en el enlentecimiento en el procesamiento de la información y funciones visuoespaciales como la dificultad en la localización de la posición relativa de los objetos en el espacio para integrarlos de forma coherente.
La ausencia de apraxias, afasia y agnosias relevantes la distingue de la enfermedad de Alzheimer, precisa Manzanares. "Incluso se cuenta hoy día con escalas específicas para la valoración del deterioro cognitivo en la enfermedad de Parkinson, como es el caso de la SCOPA-Cog", añade.
En este sentido, esta psicóloga explica que, al tratar a un enfermo de Parkinson, se debe ser consciente de que no sólo se debe valorar la esfera motora, ya que la presencia de este tipo de défícits no motores tiene una repercusión significativa en la evolución natural de la enfermedad de Parkinson, demostrándose un progresión más rápida de la discapacidad, un aumento de la institucionalización del enfermo y una mayor mortalidad.
"Lamentablemente, hoy día, no se cuenta con un tratamiento curativo, aunque sí que se ha demostrado que tiene efectos muy positivos el tratamiento paliativo, tanto farmacológico y no farmacológico, como la fisioterapia o la estimulación cognitiva.
Por lo tanto, destaca que conocer cada día mejor esta patología, "supone tener en cuenta tanto los síntomas motores como no motores, ya que éstos últimos suelen ser infradiagnosticados al no referirlos explícitamente el paciente ni ser reconocidos por el médico".
"Trabajar con perspectiva interdisciplinares nos harán comprender mejor como la enfermedad está afectando a cada paciente, para llevar a cabo la intervención más acertada para él y su entorno", concluye.