MADRID 10 Sep. (EUROPA PRESS) -
La psicóloga especialista en Trauma y EMDR de Instituto Centta, María González, resalta la necesidad de "hablar abiertamente" del suicidio y de salud mental para reducir las tasas de suicidio, sobre todo entre los jóvenes, "incluyendo en sus programas académicos contenido en relación con la psicoeducación y sobre todo apoyo a familiares".
"Hablar de ello nos cuesta y, tras haber estado años en el Teléfono de la Esperanza, atendiendo llamadas anónimas con ideación suicida y a familiares supervivientes del suicidio, puedo afirmar que es necesario este espacio para ello", explica María González.
Así, la experta señala que las personas que piensan o se plantean suicidarse generalmente "no quieren acabar con la vida en general, sino con la vida que llevan ese momento, con sus niveles de sufrimiento y problemas asociados". "La desesperanza de que el futuro pueda cambiar, la sensación de incomprensión y falta de sentido vital constituyen los pilares del sufrimiento en estas personas, el hecho de hablar sobre ello ayuda a externalizar ese dolor y en ocasiones llegar a posibles puntos de vista u opciones que uno solo, por sí mismo, en ese estado no es capaz de llegar", añade.
"En la mayoría de las ocasiones nos cuesta hablar de ello porque, a parte de nuestro propio dolor, pensamos erróneamente que causaremos más dolor en el familiar o que alentaremos a la persona que lo está dudando a hacerlo. Nada más lejos de la realidad; hablar de ello permite desahogar gran parte de la tensión y sufrimiento que le rodea", argumenta la experta.
Por eso, "es importante no minimizar cualquier verbalización de una persona en relación a la idea de terminar con su vida, lo termine perpetuando o no, hay sufrimiento detrás de esa manifestación", manifiesta la psicóloga.
Por otro lado, la experta apunta que los familiares y amigos supervivientes de suicidio también necesitan ese espacio. "Hago hincapié en la palabra supervivencia porque el suicido es como una catástrofe natural, que arrasa la vida de los seres queridos, con la paradoja de que el mundo a su alrededor parece seguir igual, como si no hubiera pasado nada, y sin embargo en sus vidas el impacto es inmenso", afirma.
"El suicidio es un amplio espectro que va desde la simple ideación sobre la autodestrucción, hasta la decisión firme de morir, el intento frustrado de muerte o el mismo suicidio consumado. Es una realidad del comportamiento humano que ocurre desde casi el inicio de nuestra historia. Su etiología es heterogénea y puede ir desde principalmente una respuesta a un sufrimiento psicológico extremo, a un comportamiento dentro de unos valores culturales en relación con el honor, en la historia clásica también se describen suicidios filosóficos o con una motivación de transcendencia. La característica común a todos ellos es el gran impacto social que dejan y el dolor e interrogantes sin responder en los seres queridos de los que lo acometen", explica
Por último la psicóloga añade que "la mayor parte de los suicidios consumados se dan en personas que padecen sintomatología psicopatológica previamente, principalmente ansiedad y depresión, o trastorno mental grave, siendo el trastorno bipolar en el que más se producen".