MADRID, 17 Mar. (EUROPA PRESS) -
Un tercio de las personas que sufren un ictus presentará algun grado de discapacidad. Recuperarse de un ictus dependerá de varios factores, como la extensión y la zona del cerebro que se ha dañado, y la rapidez con la que se logra restablecer el riego sanguíneo y el estado de salud previo. Si se hace rehabilitación lo antes posible, con una intervención multidisciplinar e intensiva, la recuperación es más fácil. No obstante, no todos los pacientes se recuperan totalmente.
Un equipo del Departamento Nuffield de Neurociencias Clínicas de la Universidad de Oxford, en Reino Unido, dirigido por el profesor Heidi Johansen-Berg y el Dr. Charlotte Stagg, esta estudiando el uso de la estimulación transcraneal con corriente directa (tDCS, por sus siglas en inglés) para apoyar el entrenamiento de rehabilitación.
Los primeros resultados en un pequeño estudio han demostrado que aplicar una corriente eléctrica al cerebro puede ayudar a la recuperación de un accidente cerebrovascular
La técnica consiste en colocar electrodos en el cuero cabelludo para pasar una baja corriente constante a través de un área particular del cerebro. En este caso, el equipo utilizó una variante llamada tDCS anódica ipsilesional, en la cual se aplica una corriente positiva (anódica) en el lado del cerebro donde se ha producido el daño.
Ya se ha demostrado previamente que la estimulación anódica aumenta el aprendizaje de habilidades motoras en las personas sanas y ahora había la esperanza de que este efecto se pudiera ver en pacientes con accidente cerebrovascular utilizando tDCS para reforzar la formación que ayuda a los pacientes a volver a aprender cómo usar su cuerpo.
La profesora Heidi Johansen-Berg dijo: "Para los pacientes con accidente cerebrovascular, la formación más larga y más intensa conduce a una mayor recuperación. Sin embargo, el costo y la disponibilidad del personal limitan la atención que se puede proporcionar. Eso significa que hay un creciente interés en las terapias que se pueden utilizar para aumentar los efectos del entrenamiento".
El estudio incluyó a 24 voluntarios que habían sufrido un accidente cerebrovascular que afectó a la función de su mano y su brazo, que se dividieron en dos grupos, recibiendo ambos nueve días de entrenamiento motor. Un grupo recibió también tDCS durante las sesiones de entrenamiento, mientras que el otro grupo actuó como control: estaban equipados con electrodos pero no recibieron tDCS.
PEQUEÑO ESTUDIO
Antes y en varias ocasiones hasta tres meses después de la formación, se evaluaron las habilidades motoras de los voluntarios mediante medidas clínicas establecidas para ver cuánto habían mejorado. Johansen-Berg subraya: "Se emplearon las evaluaciones antes del entrenamiento para establecer una puntuación inicial de las habilidades motoras. Además, las evaluaciones se podrían utilizar para determinar qué mejoras estaban por encima de esa línea de base".
"Tres meses después del entrenamiento, el grupo que había recibido tDCS presentaba más mejoría en nuestras medidas clínicas que los del grupo de control. Esto lo demostró el hecho de que los pacientes que habían recibido tDCS fueron más capaces de utilizar sus manos y brazos para realizar movimientos como levantar, alcanzar y agarrar objetos".
La RMN mostró también que los que habían tenido tDCS presentaban más actividad en áreas cerebrales relevantes para las habilidades motoras que el grupo control. Uno de los voluntarios del estudio, Jan, relata: "El entrenamiento fue agotador, como estar en el gimnasio todos los días, pero era muy divertido. Incluso después de la primera sesión me sentí como si pudiera hacer más, a pesar de que estaba hecho polvo. Eso me hizo volver cada día, y me pareció más fácil y más fácil. (La estimulación) no me dolía, era más como una leve sensación de hormigueo o una descarga eléctrica estática a la derecha en la parte superior de mi cabeza. La peor parte fue que después me picada la cabeza".
El equipo de investigación concluyó que hay pruebas positivas para el uso de tDCS para ayudar a la recuperación de accidente cerebrovascular, pero advierte de que debe demostrarse que la técnica tiene beneficios a largo plazo no sólo en las mediciones clínicas, sino también en la capacidad de llevar a cabo tareas importantes para la vida diaria. Los investigadores señalan que se necesitan estudios más amplios antes de que este enfoque pueda llevarse a la atención clínica de rutina.