Una prueba rápida identifica la eficacia de los anticuerpos contra distintas variantes

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Actualizado: martes, 7 diciembre 2021 8:49

MADRID, 7 Dic. (EUROPA PRESS) -

Los ingenieros biomédicos de la Universidad de Duke, en Estados Unidos, han ideado una prueba para evaluar de forma rápida y sencilla la eficacia de los anticuerpos neutralizantes de una persona para combatir la infección por múltiples variantes de COVID-19, como la Delta y la variante Omicron recién descubierta, según publican en la revista 'Science Advances'.

Además, esta prueba podría indicar a los médicos el grado de protección de un paciente frente a las nuevas variantes y las que circulan actualmente en una comunidad o, a la inversa, qué anticuerpos monoclonales tratar a un paciente con COVID-19.

"En la actualidad no disponemos de una forma rápida de evaluar las variantes, ni su presencia en un individuo, ni la capacidad de los anticuerpos que poseemos para marcar la diferencia", apunta Cameron Wolfe, profesor asociado de medicina en la Facultad de Medicina de la Universidad de Duke.

Reconoce que "es uno de los temores persistentes de que, a medida que vayamos vacunando con éxito a más y más personas, pueda surgir una variante que evada más radicalmente la neutralización de anticuerpos inducida por la vacuna. Y si ese temor se hiciera realidad -si Omicron resultara ser el peor de los casos-, ¿cómo lo sabríamos con la suficiente rapidez?", se pregunta.

"Mientras desarrollábamos una prueba en el punto de atención para los anticuerpos y biomarcadores de COVID-19, nos dimos cuenta de que podría ser beneficioso poder detectar la capacidad de los anticuerpos para neutralizar variantes específicas, así que construimos una prueba en torno a esa idea", añade Ashutosh Chilkoti, profesor distinguido Alan L. Kaganov y catedrático de Ingeniería Biomédica en Duke.

"Sólo tardamos una o dos semanas en incorporar la variante Delta a nuestra prueba, y podría ampliarse fácilmente para incluir también la variante Omicron --destaca--. Todo lo que necesitamos es la proteína de la espiga de esta variante, que muchos grupos de todo el mundo -incluido nuestro grupo en Duke- están trabajando febrilmente para producir".

Los investigadores han bautizado su prueba como ensayo de neutralización de anticuerpos competitivos de la variante COVID-19 Spike-ACE2, o CoVariant-SCAN para abreviar.

La tecnología de la prueba se basa en un recubrimiento de polímero en forma de cepillo que actúa como una especie de escudo antiadherente para impedir que todo lo que no sean los biomarcadores deseados se adhiera al portaobjetos de la prueba cuando está mojado.

La gran eficacia de este escudo antiadherente hace que la prueba sea increíblemente sensible incluso a niveles bajos de sus objetivos. Este método permite a los investigadores imprimir diferentes trampas moleculares en distintas zonas del portaobjetos para captar varios biomarcadores a la vez.

En esta aplicación, los investigadores imprimen en un portaobjetos proteínas humanas ACE2 fluorescentes, que son los objetivos celulares de la infame proteína de espiga del virus. También imprimen proteínas de espiga específicas de cada variante de COVID-19 en diferentes lugares específicos. Cuando se realiza la prueba, las proteínas ACE2 se desprenden del portaobjetos y son atrapadas por las proteínas de espiga aún adheridas al portaobjetos, lo que hace que éste brille.

Pero en presencia de anticuerpos neutralizantes, las proteínas de espiga ya no son capaces de agarrarse a las proteínas ACE2, haciendo que el portaobjetos brille menos, lo que indica la eficacia de los anticuerpos. Al imprimir diferentes variantes de la proteína COVID-19 en diferentes partes del portaobjetos, los investigadores pueden comprobar la eficacia de los anticuerpos para impedir que cada variante se agarre simultáneamente a su objetivo celular humano.

En el estudio, los investigadores probaron la tecnología de diferentes maneras. Probaron anticuerpos monoclonales derivados de pacientes reales o del tratamiento profiláctico comercial de Regeneron. También probaron el plasma tomado de personas sanas vacunadas y de aquellas actualmente infectadas por el virus.

"En todas nuestras pruebas, los resultados imitaron en gran medida lo que habíamos visto en la literatura --resalta Jake Heggestad, un estudiante de doctorado que trabaja en el laboratorio de Chilkoti--. Y en este caso, no encontrar nada nuevo es una buena señal, porque significa que nuestra prueba funciona igual de bien que los métodos que se utilizan actualmente".