MADRID, 10 Mar. (INFOSALUS) -
Cada año mueren en el mundo 3,3 millones de personas a consecuencia del consumo nocivo de alcohol, lo que representa un 5,9% de todas las defunciones; además, es un factor causal en más de 200 enfermedades y trastornos; y, más allá de las consecuencias sanitarias, provoca pérdidas sociales y económicas importantes, tanto para las personas como para la sociedad en su conjunto.
Evitar las borracheras, atracones de alcohol o conductas de abuso está en las agendas de gobiernos de todo el mundo, y uno de los temas que más preocupa a la Organización Mundial de la Salud (OMS), sin embargo se extienden cada vez más entre adultos jóvenes y no tan jóvenes y sobrepasan en ocasiones los márgenes del fin de semana convirtiéndose en una conducta diaria.
Conseguir frenar este abuso podría ser posible según se desprende de un nuevo estudio dirigido por investigadores de la Universidad de Carolina del Norte (UNC, por sus siglas en inglés), en Chapel Hill, Estados Unidos, que revela que una proteína que se produce naturalmente en el cerebro puede actuar para suprimir el consumo de alcohol en exceso, un importante problema de salud pública.
El estudio, publicado en la edición digital de este este lunes de la revista 'Nature Neuroscience', fue dirigido por Thomas L. Kash, profesor asistente en los departamentos de Farmacología y Psicología y miembro del Centro Bowles para Estudios sobre el Alcohol de la UNC. "Mediante el uso de una serie de enfoques genéticos y farmacológicos hemos identificado cómo un compuesto en el cerebro, el neuropéptido Y (NPY), puede suprimir este comportamiento peligroso", dice Kash.
"Específicamente, encontramos que NPY actuó en una parte del cerebro conocida como amígdala extendida (o núcleo del lecho de la estría terminal) que sabemos que se vincula con el estrés y la recompensa. Este efecto contra el consumo de alcohol se debió al aumento de la inhibición en una población específica de células que producen una molécula de 'pro-beber' llamada factor liberador de corticotropina (CRF)", detalla este experto.
"Cuando luego imitamos las acciones de NPY usando proteínas fabricadas mediante ingeniería, también fuimos capaces de suprimir el consumo de alcohol excesivo de alcohol en ratones. Por último, encontramos que este sistema anti-borrachera de NPY se ve alterado por el consumo de alcohol a largo plazo en múltiples especies, lo que sugiere que este puede ser un marcador o tratamiento para el abuso del alcohol", afirma Kash.
"Estos hallazgos sugieren que la restauración de NPY no sólo puede ser útil para el tratamiento de los trastornos por consumo de alcohol sino que también pueden proteger a algunas personas de volverse dependientes al alcohol", augura el coautor del estudio Todd E. Thiele, profesor de Psicología en la UNC y miembro del Centro Bowles para Estudios sobre el Alcohol.
CONSECUENCIAS DEL ABUSO
La OMS recuerda en el Informe Mundial de Situación sobre Alcohol y Salud 2014 que el consumo de alcohol es un factor causal en más de 200 enfermedades y trastornos. Está asociado con el riesgo de desarrollar problemas de salud tales como trastornos mentales y comportamentales, incluido el alcoholismo, importantes enfermedades no transmisibles tales como la cirrosis hepática, algunos tipos de cáncer y enfermedades cardiovasculares, así como traumatismos derivados de la violencia y los accidentes de tránsito.
Recientemente se han establecido relaciones causales entre el consumo nocivo y la incidencia de enfermedades infecciosas tales como la tuberculosis y el VIH/Sida; lo mismo ocurre con los traumatismos mortales que, además, tienden a afectar a personas relativamente jóvenes.
Una proporción importante de la carga de morbilidad y la mortalidad atribuibles al uso nocivo del alcohol corresponde a los traumatismos, sean o no intencionados, en particular los resultantes de accidentes de tránsito, actos de violencia y suicidios.