MADRID, 29 (EDIZIONES)
Aunque en ocasiones pueden resultar desagradables, las secreciones corporales cumplen funciones importantes para el correcto funcionamiento del organismo. Una de estas secreciones es el cerumen producido en los oídos, que es capaz, mediante algunos cambios, de dar pistas acerca del estado del conducto auditivo.
El cerumen, “una sustancia amarillenta producida por las glándulas ceruminosas del conducto auditivo externo”, tiene tres funciones básicas, explica a Infosalus el vocal de la Comisión de Otología de la Sociedad Española de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello (SEORL-CCC), el doctor José Manuel Morales Puebla.
Su primera función es protectora. “Los cuerpos extraños o partículas en suspensión que potencialmente podrían entrar en el oído se quedarían adheridos al cerumen manteniendo, de esta manera, el fondo del conducto auditivo externo limpio. Algo similar sucedería con los insectos”, manifiesta el doctor Morales.
Por otra parte, el cerumen también cumple un cometido hidratante y lubricante. “La presencia de esta secreción natural hidrata la piel del conducto auditivo y evita su descamación”, según el experto. Su último objetivo es antibacteriano. “El cerumen tiene un pH ácido que evita la proliferación de hongos y bacterias”, continúa el también doctor del Hospital Universitario La Paz (Madrid).
Las pistas que ofrece el cerumen sobre la salud del conducto auditivo se concretan en cambios de color, forma y olor. En cuanto al color, es, efectivamente, amarillento, aunque por el efecto de la oxidación “se va oscureciendo, pudiendo llegar a ser marrón muy oscuro”, apunta el doctor Morales. En cambio, colores “blanquecino, grisáceo o verdoso” se asocian a “infecciones del oído bacterianas o fúngicas”, matiza el experto.
Además del cambio de color, “en condiciones patológicas cambia la consistencia, pudiendo variar desde una secreción cremosa a casi líquida”, informa el doctor Morales. Secreción cremosa es “sugerente de micosis”, según el miembro de la SEORL-CCC, mientras que casi líquida es habitual, de nuevo, “en las infecciones bacterianas”.
En referencia al olor, infecciones bacterianas, “sobre todo por 'Pseudomona aeruginosa', suelen producir otorrea fétida”, especifica el experto, que alerta que estos cambios, ya sean de color, consistencia u olor “deben ser valorados por un médico”.
CUIDADO CON LIMPIARLOS DEMASIADO
Uno de los asuntos frecuentemente asociados al cerumen es su limpieza. Existe confusión acerca de si hay que limpiarlos muy a menudo, si es mejor no hacerlo y acerca también de cuál es el mejor método de mantener esa zona limpia.
El doctor Morales indica que los oídos tienen un mecanismo de autolimpieza. “El proceso de descamación y de migración epitelial de la piel del conducto auditivo externo ayudado por el movimiento de la mandíbula hace que el cerumen y estos restos epiteliales migren hacia el exterior del oído de manera natural”, cuenta el experto, que insiste en que en general, no es necesario limpiar los oídos porque este mecanismo va empujando el cerumen hacia el exterior. “Sería suficiente con eliminarlo con el pico de una toalla”, resume. Así, el conducto siempre tendrá algo de cera para cumplir con las funciones descritas.
Una limpieza excesiva también causa desequilibrios en este medio. “Puede alterar el pH de la piel del conducto, favoreciendo la aparición de otitis. Además, la piel seca puede producir picor y en ausencia de cera desaparece la función protectora de la misma”, según el doctor Morales.
Otro asunto es, no obstante, la hipersecreción de cerumen. “Conductos auditivos estrechos o antecedentes de cirugía otológica pueden formar tapones”, aclara el miembro de la SEORL-CCC. Es en estos casos en los que es recomendable hacer limpiezas, cuya periodicidad variará según la velocidad en la que se forman los tapones. “Se pueden utilizar gotas ceruminolíticas o algunos de los productos especialmente diseñados para la limpieza de los oídos disponibles en el mercado”, según el experto. Eso sí, para utilizar estos productos hay que estar seguro de que el tímpano no está perforado, alerta el doctor Morales.
El experto hace hincapié en que, en caso de duda o no poder extraer el tapón, se debe consultar con el médico de familia o el otorrinolaringólogo. La atención especializada para extraer un tapón puede incluir “irrigaciones con agua templada o bajo control microscópico con material específico, como aspirador, micropinzas o ganchitos”, clarifica el experto.
En este contexto, el doctor Morales también ha querido recordar que la utilización de bastoncillos es “contraproducente”, ya que limpia el cerumen del tercio externo del conducto pero “a la vez empuja el cerumen distal al bastoncillo como si fuera el atacador de un cañón”. Esto hace que el cerumen se acumule “en el fondo del conducto auditivo, pudiendo llegar a formar tapones compactos sobre el tímpano”, hace saber el experto.
Además, “si el bastoncillo se introduce en profundidad se puede perforar la membrana timpánica, asociando, en ocasiones, desarticulación de la cadena de huesecillos, vértigo y pérdida de audición, transitoria o permanente”, zanja el experto.