BILBAO, 13 Nov. (EUROPA PRESS) -
Un estudio elaborado por un equipo de investigación del Proyecto INMA (Infancia y Medio Ambiente), en el que participa la EHU, ha sugerido que la presencia de mascotas durante los primeros años de vida puede relacionarse con el desarrollo emocional y conductual de los niños y niñas en esas primeras etapas de la vida.
En una nota, desde la universidad vasca han explicado que la investigación "aporta evidencia sobre el papel de los animales de compañía en el bienestar psicológico de la infancia y sugiere, además, que el tipo de animal y el momento de convivencia pueden influir de manera diferente en el bienestar infantil.
En el análisis ha participado la investigadora de la EHU Ainara Andiarena, quien ha investigado el papel protector de ciertos animales menos interactivos, como peces o roedores.
El Proyecto INMA, coordinado por el CIBERESP (Centro de Investigación Biomédica en Red de Epidemiología y Salud Pública), analiza los efectos del entorno -aire, agua, dieta o condiciones de vida- sobre el desarrollo infantil.
Los investigadores estudiaron la presencia de distintos tipos de animales -perros, gatos, pájaros y "otros animales" como roedores, peces o reptiles- en los hogares cuando los niños tenían 1 y 4-5 años, evaluando su relación con problemas emocionales ("internalizantes", como ansiedad o depresión) y, luego, los conductuales ("externalizantes", como hiperactividad o ruptura de normas) a los 7-8 años.
Tras ajustar los datos por factores sociodemográficos y familiares, los resultados mostraron que la tenencia continuada de "otros animales" podría tener un efecto protector frente a problemas emocionales.
En el caso de los gatos, únicamente la categoría de tener un gato a los 4-5 años se asoció con una ligera mayor presencia de síntomas emocionales o conductuales; las demás categorías (no tener gato, tener gato siempre, tener gato solo con 1 año) no mostraron asociación. No se observaron diferencias significativas para perros, pájaros ni para la variable conjunta de tener cualquier tipo de mascota.
La investigadora Ainara Andiarena ha explicado que los animales menos demandantes, como peces o roedores, "podrían favorecer" una relación estable con los niños y contribuir al desarrollo de responsabilidades, afecto y empatía.
Desde su perspectiva, "incorporar animales de este tipo a las rutinas diarias infantiles podría contribuir a la adquisición de responsabilidades en un entorno en el que el afecto y la empatía se ponen en marcha", ha añadido.
Otra de las investigadoras participantes, Blanca Sarzo (CIBERESP), ha añadido que "sería interesante" replicar el estudio pero con más participantes y un rango de edad "más amplio" para analizar los efectos a largo plazo.
A su vez, la investigadora de FISABIO y primera firmante del artículo, Llúcia González, ha manifestado que "estos hallazgos no implican necesariamente causalidad y hay factores no medidos que podrían influir, como el apego a la mascota, la posible pérdida del animal o las condiciones del hogar".
En el estudio colaboran la Fundación FISABIO, la Universitat de València (UV), la Universidad de Oviedo, la Universitat Jaume I de Castelló, el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), y el IIS Biogipuzkoa.
Publicado en la revista World Journal of Pediatrics bajo el título "Impact of pet ownership in early childhood at ages 1 and 4-5 years on mental health at ages 7-8: findings from the INMA project", el trabajo se basó en información de 1.893 familias españolas procedentes de las cohortes de València, Sabadell, Asturias y Gipuzkoa.