MADRID 9 Jun. (EUROPA PRESS) -
La hiperhidrosis focal, es el incremento de la sudoración en las palmas de las manos, plantas de los pies, axilas y cara y, según explica el presidente de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV) y jefe del Servicio de Dermatología del Hospital Reina Sofía de Córdoba, el doctor José Carlos Moreno, es proceso bastante habitual que afecta a entre el 1 y el 3 por ciento de la población.
Este experto, que está participando en el 39 Congreso Nacional de la AEDV, celebrado en Santiago de Compostela hasta el 11 de junio, señala que sudoración no es mala, ya que es importante para el control de la temperatura y la creación de una primera barrera de defensa cutánea.
"Su función es controlada por el sistema nervioso simpático, si bien funcionalmente es colinérgica, lo que tiene importantes implicaciones clínicas y terapéuticas. Sin duda el papel de la estimulación nerviosa es fundamental, de hecho todos sabemos que en situaciones estresantes aumenta nuestra sudoración", afirma.
El doctor Moreno afirma que se trata de un problema del que, "posiblemente, no se consulta excesivamente dada la falta de eficacia, hasta ahora, de los tratamientos instaurados". El problema, recuerda, es que aunque se trata de un proceso que "no suele revestir gravedad", algunas formas de hiperhidrosis deteriora de forma muy importante la calidad de vida de quien la padece.
El láser, según explica Moreno "se perfila como el futuro inmediato", ya que elimina las glándulas sudoríparas por calentamiento a través de nuevos modelos de láser ya, por el momento, parecen tener entre un 75 y un 95 por ciento de respuesta definitiva. "Con todo, la experiencia con láser es muy reciente y se necesita tiempo para conocer su eficacia y efectos secundarios", añade.
No obstante, dependiendo de la gravedad, se puede recurrir a una serie de medidas escalonadas. La primera serían los antisudorales, que son productos que inhiben la sudoración a diferencia de los desodorantes, que tratan de minimizar el olor; también se suelen utilizar medicamentos anticolinérgicos, aunque esta técnica, añade, esta en desuso porque puede afectar a procesos como la salivación.
El experto destaca la iontoforesis, una técnica que consiste en "inyectar en la piel" sustancias a partir de una corriente eléctrica que pasa, a través del agua desde un polo eléctrico a la piel. "Resulta una terapia efectiva, pero difícil de realizar dado el tiempo que conlleva", añade
A día de hoy, sobre todo a nivel axila y palmar, el tratamiento preferido por lo expertos es la inyección de toxina botulínica. Sus principales inconvenientes radican en su precio, el dolor que provoca la infiltración, la necesidad de realizar entre dos y tres tratamiento al año, pues su duración es de 4 a 6 meses.
Finalmente, señala simpatectomia transtorácica, que consiste en eliminar los ganglios encargados de estimular la sudoración de axilas y manos. Su principal inconveniente, advierte, es la aparición de la hiperhidrosis compensatoria, es decir que el paciente deja de sudar en manos y axilas pero aumenta la sudoración en otras localizaciones; y, por otra parte, la cirugía local con la que se eliminan las glándulas sudoríparas a través de un curetaje subcutáneo.