MADRID, 12 Dic. (EUROPA PRESS) -
Disponer de espacios verdes cerca de casa o vivir más próximo a entornos naturales contribuye a una mejor capacidad física en edades avanzadas, según ha concluido un nuevo estudio liderado por el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), centro impulsado por la Fundación Bancaria 'la Caixa'.
El objetivo de esta investigación, cuyos resultados han sido publicados en la revista 'Environment International, era examinar por primera vez la relación entre el entorno natural y el declive en la función física en personas mayores. Para ello, el equipo reclutó a más de 5.700 participantes de la cohorte 'Whitehall II' en Reino Unido, que fueron invitados a tomar parte en tres seguimientos a lo largo de un periodo de 10 años (2002-2013).
Los participantes tenían entre 50 y 74 años al inicio del estudio. Entre los datos recogidos, figuraban la vegetación en torno al domicilio y la distancia hasta el entorno natural más cercano (tanto espacios verdes como espacios azules). La vegetación se estimó a partir de imágenes vía satélite y la distancia al entorno natural más próximo por medio de un mapa de uso del suelo. Para evaluar la capacidad física, las personas que participaron en estudio realizaron tests de velocidad al caminar y de fuerza de agarre.
El análisis de los datos mostró que, con el tiempo, las personas que viven en vecindarios con más espacios verdes o más cercanos a entornos naturales experimentaron una menor pérdida en la velocidad al caminar. De manera más específica, el grupo de participantes con mayor espacio verde alrededor del domicilio mostró un declive en la velocidad al caminar entre un 6 y un 7,5 por ciento más lento a lo largo de 5 años que el de residentes en las áreas con menor espacio verde.
"El espacio verde se asoció con una diferencia pequeña en el deterioro de la función física a nivel individual. Sin embargo, puesto que la capacidad física es uno de los aspectos principales del envejecimiento saludable, esta diferencia podría representar beneficios de salud importantes a nivel poblacional", sostiene la investigadora de ISGlobal y primera autora del estudio, Carmen de Keijzer.
Los resultados también muestran que las personas que vivían en áreas con más vegetación al principio del estudio mostraron mayor fuerza de agarre. No obstante, en este caso no mostraron un deterioro más lento en esta función de la parte superior del cuerpo a lo largo del periodo de estudio.
Según los investigadores, uno de los factores que podría explicar dichas relaciones son las interacciones sociales. "Se sabe que vecindarios más verdes ayudan a promover la cohesión social y los apoyos sociales . En nuestro estudio hemos visto que la vida social es uno de los mediadores que podría contribuir a la asociación entre espacio verde residencial y menor pérdida de velocidad al caminar", explica Keijzer.
"Este estudio contribuye a la creciente evidencia sobre los beneficios de los espacios verdes y de los entornos naturales y proporciona un argumento más para constatar que las ciudades más verdes son también ciudades más saludables , sobre todo si se toma en consideración el envejecimiento progresivo de la población en un mundo que se está urbanizando de manera acelerada", afirma el investigador de ISGlobal y último autor del artículo, Payam Dadvand.