MADRID, 5 Abr. (EUROPA PRESS) -
El Nobel de Química en 2004, Aaron Ciechanover, ha comentado que cada día se eliminan entre el 6 y el 8 por ciento de todas las proteínas presentes en el cuerpo, lo que significa que en un par de meses, todas nuestras proteínas se habrán renovado.
"Hoy no estoy hecho de los mismos materiales que hace un mes. Sin embargo, mi aspecto, mi memoria o mis conocimientos siguen siendo los mismos. Somos, pues, una especie de ordenador complejo en el que el 'hardware' cambia cada día, pero el 'software' se mantiene estable", ha comentado durante una conferencia organizada durante la celebración del 25º aniversario de la Universidad Pompeu Fabra, que ha contado con colaboración con Novartis.
Y es que, tal y como ha recordado, a finales de los años 70 y principios de los 80, los científicos conocían el proceso por el cual las células sintetizan proteínas. No obstante, los mecanismos por los que las proteínas residuales son eliminadas de las células de manera específica, permanecían desconocidos.
En este sentido, en 1976, Ciechanover se unió al grupo de investigación de Avram Hershko en la Facultad de Medicina del Instituto Tecnológico de Israel (Technion) para cursar su doctorado, que estaría centrado en la búsqueda del sistema molecular que permite la degradación de las proteínas en las células.
En el año 1978, Ciechanover firmaba el que él mismo considera el artículo más importante que ha publicado a lo largo de su carrera, en el que describía un sistema de degradación proteica propio de los reticulocitos (glóbulos rojos inmaduros).
SISTEMA UBIQUITINA-PROTEASOMA
Este artículo apareció en la revista 'Biochemical and Biophysical Research Communications', que por aquel entonces no gozaba de un alto impacto. A medida que avanzaba su carrera, el investigador fue profundizando en su "gran descubrimiento", es decir, en el sistema ubiquitina-proteasoma, presente en las células y necesario para llevar a cabo una eliminación selectiva y específica de las proteínas celulares.
De hecho, este sistema funciona de manera "sencilla" ya que las proteínas residuales son marcadas varias veces con una pequeña molécula llamada ubiquitina. Este marcaje hace que sean reconocidas por un complejo molecular que las conducirá al proteasoma, donde serán degradadas en partes más simples que serán reutilizadas por la célula.
Y es que, la eliminación de proteínas residuales es fundamental para las células, dado que defectos en el sistema ubiquitina-proteasoma están estrechamente vinculados con enfermedades graves. En concreto, prácticamente todas las enfermedades neurodegenerativas se caracterizan por la acumulación de proteínas como, por ejemplo, el Parkinson o el Alzheimer.
También en cáncer, la ubiquitinización juega un papel muy importante, pues las células malignas pueden originarse siguiendo dos patrones: o bien la degradación de las proteínas supresoras de tumores se ve aumentada, reduciendo así la presencia de estos defensores antitumorales, o bien la eliminación de las proteínas oncogénicas se ve reducida, provocando un aumento de los factores oncogénicos en las células. Estos conocimientos han servido para el diseño de nuevos fármacos anticancerígenos.