MADRID, 7 Dic. (EUROPA PRESS) -
Las personas con autismo no son indiferentes y, de hecho, tienen una mayor sensibilidad a los estímulos dolorosos, según un estudio llevado a cabo por investigadores de la Universidad de Haifa (Israel) y que ha sido publicado en la revista 'PAIN'.
"Esta evidencia que demuestra una mayor sensibilidad al dolor justifica cambiar la creencia común de que las personas autistas experimentan menos dolor", han dicho los expertos, quienes realizaron pruebas de laboratorio exhaustivas de percepción del dolor en 104 adultos, 52 con autismo.
En las pruebas sensoriales cuantitativas, no hubo diferencias en los umbrales térmicos y de detección del dolor entre los grupos autistas y no autistas. Esto indica umbrales térmicos y de dolor normales, lo que sugiere un "funcionamiento normal del sistema nervioso periférico" entre los participantes con autismo.
Sin embargo, el grupo autista dio calificaciones de dolor consistentemente más altas en respuesta a varios estímulos por encima de su umbral de dolor, lo que demuestra una hipersensibilidad al dolor. Las pruebas también proporcionaron evidencia de que las personas con autismo pueden inhibir con éxito los estímulos de dolor breves, pero no los estímulos de dolor de larga duración.