MADRID 5 Abr. (EUROPA PRESS) -
Las personas que padecen apnea del sueño grave tienen más del doble de posibilidades, en concreto, un 2,5 más, de sufrir un ictus isquémico, según revela una investigación realizada por el médico del Servicio de Neurología del Complejo Hospitalario de Navarra, el doctor Roberto Muñoz.
Además, ha explicado que, aunque esta enfermedad afecta sobre todo a personas en edades medias y avanzadas --se estima que el 5 por ciento de los adultos la sufre-- esta prevalencia puede aumentar significativamente conforme avanza su edad. No obstante, ha advertido de que la apnea "puede aparecer en edades pediátricas, aunque con causas y características diferentes".
Así, entre los factores de riesgo que más predisponen a padecerla, el experto ha destacado la obesidad, de la que ha afirmado que sólo con bajar de peso se puede hacer desaparecer. "También conviene evitar dormir boca arriba --ya que en esta postura facilitamos la aparición de los ronquidos--, así como abandonar el tabaco y el consumo excesivo de alcohol", ha añadido.
En opinión de Roberto Muñoz, a pesar de que la tasa de mortalidad por ictus es importante, "en los últimos años se ha reducido de forma significativa". A pesar de todo, un porcentaje elevado de los afectados presenta secuelas después y, por añadidura, alguna discapacidad.
Respecto a los problemas asociados a la apnea del sueño, el doctor Muñoz ha apuntado que el problema --que básicamente se caracteriza por ronquidos intensos acompañados de pausas prolongadas de respiración (más de diez segundos)-- provoca también cansancio y menor rendimiento intelectual, ya que el sueño es de peor calidad. "A largo plazo, además, las alteraciones en la respiración pueden desembocar en hipertensión, problemas cardiovasculares y, finalmente, en ictus; de ahí la importancia de prevenirla y tratarla desde sus comienzos", ha concluido.