MADRID, 5 Dic. (EDIZIONES) -
La depresión, en general, es un trastorno mental para el que hoy día existe tratamiento efectivo. Como muchos otros trastornos psíquicos puede darse una tendencia a la reaparición de nuevos episodios a lo largo de la vida, o a evolucionar de forma persistente en algunos casos y sin remisión completa.
Para que se pueda diagnosticar un trastorno depresivo persistente, los pacientes deben haber presentado un estado de ánimo depresivo la mayor parte del día (más días presente que ausente), durante dos años o más, presentando durante este tiempo, al menos, dos de los siguientes síntomas: falta o exceso de apetito; insomnio o sueño excesivo; y baja energía o fatiga, según relata en una entrevista con Infosalus Manel Sánchez, vocal del Comité Ejecutivo de la Sociedad Española de Psiquiatría y Salud Mental (SEPSM).
En el caso de la depresión crónica dice que se mantiene un estado de ánimo bajo, con fluctuaciones, pero sin llegar a la normalidad; y por un tiempo prolongado, en general años.
Este psiquiatra explica que a día de hoy se desconoce por qué hay depresiones que se cronifican en el tiempo y para las que no se encuentra solución. "Junto a algunos determinantes biológicos, como la alteración de algunos neurotransmisores cerebrales, existen factores que frecuentemente se observan en los pacientes que las padecen", señala.
Entre estos factores dice que puede encontrarse una historia familiar de otros parientes cercanos que han sufrido también trastornos afectivos; acontecimientos vitales estresantes, de intensidad elevada o sostenidos en el tiempo; algunos rasgos de personalidad (por ejemplo, visión negativa, pensar que siempre ocurrirá lo peor, baja autoestima, ser demasiado dependiente, autoexigente o perfeccionista); o sufrir otros problemas de salud mental, como un trastorno de la personalidad.
Por otro lado, recuerda que las mujeres son más propensas a sufrir depresión que los hombres, a la vez que apunta que se calcula que el 3,8% de la población experimenta depresión en algún momento de la vida, un 5% de los adultos (4% entre los hombres y el 6% entre las mujeres), y el 5,7% de las personas mayores de 60 años.
CUANDO LA DEPRESIÓN EVOLUCIONA CON EL TIEMPO
En este contexto, el vocal del Comité Ejecutivo de la Sociedad Española de Psiquiatría y Salud Mental subraya que la persistencia de un estado depresivo a lo largo de la vida puede exponer al paciente a una serie de complicaciones como una peor calidad de vida, a la aparición de episodios sobreañadidos de depresión mayor, a trastornos de ansiedad y a otros trastornos del estado de ánimo.
Al mismo tiempo puede favorecer el que el paciente caiga en conductas de abuso de sustancias, en problemas de pareja y conflictos familiares, problemas en escolares o bien laborales por bajo rendimiento o desempeño deficitario.
"También puede incrementar la percepción de dolor crónico o la aparición o empeoramiento de otras enfermedades médicas generales. La presencia de depresión persistente puede facilitar la aparición de pensamientos suicidas, o alterar significativamente la estructura de la personalidad (por ejemplo, los rasgos obsesivos), o la aparición de trastornos por ansiedad, aunque no es habitual que derive en enfermedades psicóticas, como la esquizofrenia", sostiene el doctor Sánchez.
A su vez, este especialista recuerda que la depresión crónica, persistente, o recurrente a lo largo de la vida se ha relacionado con un mayor riesgo de padecer deterioro cognitivo o demencia en la edad avanzada.
"Antes de llegar a esa situación, lo que no sucede en todos los casos, afortunadamente, es más común observar algún tipo de afectación cognitiva: menor rendimiento de la memoria a corto plazo, de la capacidad de aprendizaje o de planificación (las denominadas funciones ejecutivas) o, todavía más habitual, déficit de atención o concentración que impiden fijar bien la información generando, al paciente o a su entorno, una sensación de mayor deterioro del real", agrega el psiquiatra.
TRATAMIENTOS INDICADOS EN DEPRESIÓN CRÓNICA
Los tratamientos médicos fundamentales para la depresión persistente se dividen en tratamientos farmacológicos, fundamentalmente los medicamentos antidepresivos, y la psicoterapia, tal y como apunta el vocal del Comité Ejecutivo de la Sociedad Española de Psiquiatría y Salud Mental.
Aunque habrá periodos evolutivos en los que predomine la necesidad de uno u otro tratamiento, argumenta que ambos son necesarios por igual para atenuar el peso de la enfermedad y contribuir positivamente a la mejora de la calidad de vida del paciente y, muy a menudo, deben ser utilizados durante muchos años o toda la vida.
Aquí resalta que la terapia electroconvulsiva (TEC) ha demostrado una efectividad incuestionable para el tratamiento de algunas enfermedades mentales, especialmente de la depresión grave.
"En la evolución de una depresión persistente pueden aparecer, sobreañadidos, episodios depresivos más graves (con ideación suicida de riesgo elevado, síntomas psicóticos asociados o conductas regresivas -rechazo de la alimentación, especialmente grave en pacientes de edad avanzada-)", mantiene.
En estos casos, según prosigue, la TEC representa "un tratamiento muy eficaz", "prácticamente sin contraindicaciones absolutas" (salvo haber padecido recientemente un infarto o un ictus, por ejemplo), y que puede ser bien tolerado incluso en personas ancianas y con tiempos de resolución más rápidos de los que suelen obtenerse con el tratamiento farmacológico habitual.
Por desgracia, eso sí, lamenta el doctor Sánchez que tras más de 80 años de aparición como uno de los primeros tratamientos efectivos en Psiquiatría, le sigue acompañando cierta mala prensa relacionada con sus inicios, en los que las condiciones de aplicación eran más traumáticas; al tiempo que tampoco ha ayudado a ello su empleo en algunos momentos históricos, como método de control sobre disidentes políticos en algunos regímenes totalitarios. "Afortunadamente, hoy día, la TEC es una técnica muy segura y se aplica en condiciones de máxima seguridad para el paciente", asegura este psiquiatra.
PREVENIR LA DEPRESIÓN PERSISTENTE
En última instancia, este miembro de la SEPSM ve conveniente mencionar algunas medidas que pueden contribuir a reducir el riesgo de padecer un trastorno depresivo persistente incluyen:
·Las medidas para afrontar el estrés sostenido, dejando margen para la recuperación - la resiliencia es un concepto relacionado con ello-, y la mejora de la autoestima.
·No alejarse de la familia y de los amigos, especialmente en momentos de crisis, para recibir su apoyo y evitar el aislamiento.
·Iniciar tratamiento de forma precoz, tanto farmacológico como psicoterapéutico, para prevenir complicaciones posteriores.
·Plantearse un tratamiento de larga duración para prevenir las recaídas o reagudizaciones en la medida de lo posible, y para aprender a convivir con la enfermedad.
·Finalmente, como en muchas enfermedades crónicas, la adopción de estilos de vida saludables (ejercicio, relaciones sociales, dieta sana, evitar tóxicos, higiene del sueño, etc.) pueden aportar una ayuda nada despreciable para reducir riesgos asociados a la enfermedad y mejorar la calidad de vida global.