La pérdida de grasa combinando dieta y ejercicio es más saludable que si se restringe sólo la alimentación

Actualizado: jueves, 9 diciembre 2010 15:06

Es la conclusión de un estudio realizado por el Instituto Navarro del Deporte y publicado por 'International Journal of Obesity'

PAMPLONA, 9 Dic. (EUROPA PRESS) -

Un estudio realizado por el Instituto Navarro del Deporte (IND), a través de su Centro de Estudios, Investigación y Medicina del Deporte (CEIMD), demuestra cómo la distribución de la pérdida de grasa abdominal es diferente cuando únicamente se realiza una dieta a cuando se combina un régimen alimenticio con un programa de entrenamiento de fuerza. Dicho estudio ha sido publicado en la prestigiosa revista International Journal of Obesity.

Así, se ha comprobado que la pérdida de grasa en la zona abdominal después de participar durante 16 semanas en un programa de pérdida de peso basado en una dieta con una restricción calórica de 500 kilocalorías diarias es distinta a cuando dicha dieta hipocalórica se combina con un programa de entrenamiento de fuerza.

En este último caso la perdida de grasa se produce en la región superior del abdomen, mientras que cuando se realizaba exclusivamente una dieta hipocalórica la pérdida de grasa se produce en la parte inferior del abdomen, según el estudio realizado por el CEIMD.

El mencionado estudio destaca que el ejercicio físico combinado con una dieta hipocalórica puede tener un efecto de disminución de la grasa abdominal más asociada con los factores de riesgo cardiovascular, en comparación a cuando se realiza de manera exclusiva un régimen alimenticio. Estos resultados pueden ser de gran importancia para el manejo de los factores de riesgo cardiovascular o de las enfermedades asociadas al sedentarismo como la obesidad y la diabetes tipo 2.

Se resalta, por lo tanto, que someterse a una dieta, o si además la combinamos con la práctica regular de ejercicio aeróbico o de fuerza, produce una reducción importante de la grasa del abdomen. Asimismo, esto se acompaña de una mejora de los niveles basales de insulina, de la sensibilidad a la insulina o del colesterol total. En definitiva, se traduce en una mejora del riesgo cardiovascular.