MADRID, 22 Jun. (EUROPA PRESS) -
Un pequeño estudio dirigido por el investigador de la Universidad de Marshall M. Jeremiah Matson ha descubierto que las condiciones ambientales afectan la estabilidad del SARS-CoV-2, el virus que provoca el COVID-19, en el moco y el esputo nasal humano.
El trabajo, publicado en la revista 'Emerging Infectious Diseases', ha evidenciado que el SARS-CoV-2 es menos estable a una mayor humedad y temperaturas más cálidas. En el estudio, se mezcló con muestras de moco nasal y esputo humano, que luego se expusieron a tres conjuntos diferentes de temperatura y humedad durante un máximo de siete días.
Se recogieron muestras durante todo el estudio y se analizaron para detectar la presencia de virus infecciosos, así como de ARN viral solo, que no es infeccioso. El ARN viral se detectó de forma consistente a lo largo de los siete días del estudio, mientras que el virus infeccioso se detectó hasta aproximadamente 12-48 horas, dependiendo de las condiciones ambientales.
"La pandemia de COVID-19 ha sido un recordatorio aleccionador de que las enfermedades infecciosas siguen siendo una importante amenaza para la salud pública y requieren un compromiso de investigación sostenido. Aunque este es un pequeño estudio que sólo aborda el potencial de la transmisión por fómites [un objeto que puede estar contaminado con agentes infecciosos], que se cree que es menos importante que la transmisión por gotitas para el SARS-CoV-2, sin embargo es informativo para la evaluación de riesgos de salud pública", detalla Matson.
En un segundo estudio, también publicado en 'Emerging Infectious Diseases', Matson fue parte de un equipo de investigadores que evaluó la efectividad de la descontaminación y reutilización del respirador N95 contra el SARS-CoV-2. Se encontró que el peróxido de hidrógeno vaporizado y la luz ultravioleta eran más efectivos si se mantenían el ajuste y el sellado adecuados.