MADRID 23 May. (EUROPA PRESS) -
Científicos de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), el Instituto de Investigación del Hospital La Paz y la Universidad Complutense de Madrid han descubierto que la administración prolongada de pequeñas concentraciones de mercurio es capaz de cambiar la estructura de las arterias.
El mercurio es un metal pesado que se encuentra de manera natural en nuestro entorno, de ahí que sea frecuente encontrarlo en forma de metilmercurio en algunos pescados o mariscos que ingerimos. Investigadores pertenecientes a la Red española de Investigación Cardiovascular ha demostrado recientemente que la administración prolongada de pequeñas concentraciones de este compuesto es capaz de cambiar la estructura de las arterias.
Pero ahora, y según los resultados que ha publicado la revista 'Toxicology and Applied Pharmacology', los científicos han visto que los cambios arteriales se producirían por la disminución del tamaño y el aumento del número de uno de los principales tipos de células vasculares, las células musculares lisas.
Los investigadores lograron clarificar los mecanismos responsables de estos cambios mediante la utilización de modelos animales y cultivos celulares.
Según constatan en su estudio, la exposición a bajas dosis de mercurio aumenta los niveles de una proteína inflamatoria --la ciclooxigenasa-2 (COX-2)-- y de una proteína productora de estrés oxidativo, la NADPH Oxidasa.
"Los productos de estas proteínas son los responsables de producir cambios en la morfología y en el número de células musculares lisas. Los cambios se producen a través de dos rutas de señalización intracelular, conocidas como ERK1/2 y p38", señalan miembros del grupo responsable del estudio.
Para llegar a sus conclusiones, los autores emplearon ratas a las que se administró mercurio durante 30 días a concentraciones bajas y, posteriormente, analizaron las arterias aorta y mesentéricas.
CÉLULAS DE LA AORTA EXPUESTAS A MERCURIO EN EL LABORATORIO
Para profundizar en los mecanismos moleculares, obtuvieron células musculares lisas de la aorta y las cultivaron en el laboratorio, exponiéndolas a mercurio y analizando posteriormente la proliferación celular, la morfología y las diferentes proteínas y genes implicados.
Estos estudios son la continuación de otros realizados por los mismos grupos, los cuales demuestran que la administración de mercurio también induce alteraciones en la funcionalidad de las arterias.
La relevancia de los hallazgos encontrados por estos investigadores reside en un mayor conocimiento de los mecanismos que pudieran ser responsables del efecto que la exposición prolongada a mercurio (incluso en bajas dosis) pueda producir sobre el sistema cardiovascular.
De hecho, apoyados en distintos estudios epidemiológicos, los autores señalan que el mercurio podría ser un factor de riesgo ambiental para la enfermedad cardiovascular produciendo hipertensión, enfermedad coronaria, disfunción renal, aterosclerosis e infarto de miocardio.