MADRID, 10 Nov. (EUROPA PRESS) -
Un equipo de científicos del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC) ha identificado un actor "clave" en el proceso de la correcta formación del corazón, la proteína Neuregulina-1 (Nrg1).
En concreto, en un estudio que se publica en la revista 'Circulation Research', el equipo, dirigido por el doctor José Luis de la Pompa, desvela el papel vital de dicha proteína en el 'viaje' que transforma el corazón como estructura delicada hasta un órgano "fuerte y palpitante".
Los hallazgos no solo resaltan las vías a través de las cuales se forma el corazón humano, sino que, además, ofrecen pistas esenciales para futuros avances médicos. "Así, al comprender estos procesos fundamentales, los científicos se acercan un paso más para resolver los misterios del corazón humano, y para promover corazones más saludables", ha expresado De la Pompa.
El corazón es el motor del cuerpo y, para funcionar de forma correcta, depende de partes especializadas. Uno de estos componentes son los ventrículos, cámaras esenciales del corazón y responsables de sus latidos rítmicos, que desempeñan un papel crucial al bombear sangre a lo largo de toda la vida. Últimamente, los científicos se están interesando por cómo estas cámaras vitales, inicialmente estructuradas como finas capas llamadas trabéculas, crecen y maduran hasta convertirse en las sólidas estructuras que mantienen el latido del corazón.
TRABÉCULAS: EL PLANO MAESTRO DEL CORAZÓN
Las trabéculas son "como el andamiaje del corazón, proporcionando soporte a medida que crece", explica Joaquín Grego-Bessa, primer autor del estudio. "Pensemos en ellas como proyecciones pequeñas y primitivas que forman la base del corazón", ha detallado. Así, comprender cómo estas estructuras evolucionan hacia ventrículos maduros no solo es "fascinante para los biólogos, sino que también tiene un inmenso potencial para la medicina regenerativa, ofreciendo posibles perspectivas sobre condiciones relacionadas con el corazón y tratamientos".
Los investigadores han identificado un actor clave en este proceso: Nrg1, una proteína señalizadora que guía la formación de las trabéculas. Sin embargo, los intrincados mecanismos mediante los cuales Nrg1 opera y su papel en la maduración de las paredes del corazón siguen siendo un enigma.
Para resolver este misterio, los científicos del CNIC realizaron experimentos utilizando técnicas avanzadas de imagen, análisis genético y estudios bioquímicos en ratones. Manipulando los niveles de Nrg1 específicamente en las células cardíacas, observaron patrones fascinantes.
"Los experimentos demostraron que Nrg1 actúa como un director de orquesta que coordina una sinfonía de eventos dentro de las células cardíacas", explica Donal MacGrogan, coautor senior de este estudio. Así, añade, "influye en la forma en que las células cardíacas se dividen y forman trabéculas, asegurando que crezcan en la dirección correcta".
Los científicos lo imaginan como una mano guía que moldea la arquitectura del corazón. En la investigación, que se publica ahora en 'Circulation Research', se observó que, cuando se alteraron los niveles de Nrg1, las células cardíacas se comportaron de manera diferente, lo que causó irregularidades en su estructura y función. "Estos cambios son similares a un tropiezo en el proceso de crecimiento del corazón, lo que podría provocar problemas cardíacos en esa persona en el futuro", ha señalado MacGrogan.
José Luis de la Pompa subraya que comprender cómo funciona Nrg1 no es solo una búsqueda intelectual, sino que "podría allanar el camino para tratamientos revolucionarios en el futuro". Así es, añade, porque, al descifrar el lenguaje del desarrollo cardíaco, "se podrían desbloquear nuevas estrategias para reparar corazones dañados". "Esta investigación no solo profundiza nuestro conocimiento sobre cómo crecen y funciona nuestro cuerpo, sino que también brinda esperanza a quienes luchan contra las enfermedades del corazón", ha subrayado.