MADRID, 29 May. (EUROPA PRESS) -
Un nuevo estudio realizado por investigadores de la Escuela de Salud Pública Mailman de la Universidad de Columbia (Estados Unidos) revela un preocupante deterioro en la salud mental autoinformada entre las madres en los Estados Unidos entre 2016 y 2023. Tal y como se publica en 'JAMA Internal Medicine', el estudio también ha encontrado disminuciones modestas pero mensurables en la salud física autoinformada durante el mismo período.
Este análisis a gran escala examinó datos de 198,417 madres que participaron en la Encuesta Nacional de Salud Infantil (NSCH), una encuesta anual representativa a nivel nacional de hogares con niños de 0 a 17 años. La mayoría de las madres participantes eran mayores de 30 años, y más de la mitad tenían un hijo con seguro médico privado o un hijo blanco no hispano.
"Si bien las altas tasas de morbilidad y mortalidad materna están bien documentadas, faltan datos nacionales sobre el estado de salud de las madres más allá del embarazo y el primer año posparto", desgrana Jamie Daw, profesora adjunta de Política y Gestión de la Salud en la Escuela Mailman de Columbia.
Los resultados muestran que el porcentaje de madres que informaron tener una excelente salud mental se redujo drásticamente del 38 por ciento en 2016 al 26 por ciento en 2023. De manera similar, la proporción de madres que informaron tener una excelente salud física disminuyó del 28 por ciento al 24 por ciento.
Lo más notable es que el porcentaje de madres que calificaron su salud mental como regular o mala aumentó 3,5 puntos porcentuales durante el período de ocho años, lo que representa un aumento del 63,6 por ciento con respecto a la prevalencia inicial del 5,5 por ciento en 2016. Los descensos en la salud mental materna se originaron antes de la pandemia de COVID-19 y se observaron en casi todos los subgrupos socioeconómicos examinados.
Entre los padres, el porcentaje que reportó una excelente salud física también disminuyó, del 30 % al 26,4 %; los cambios en la salud mental fueron menos pronunciados. Sin embargo, los padres reportaron una salud mental y física sustancialmente mejor que las madres en todos los años del estudio.
Los autores también examinaron las disparidades en la salud mental y física materna y encontraron que la prevalencia de salud mental y física regular y mala era considerablemente mayor entre las madres con menor nivel educativo, las madres solteras y aquellas cuyos hijos tienen Medicaid o no tienen seguro.
Daw y sus colaboradores enfatizan las consecuencias intergeneracionales de la mala salud mental parental, incluyendo un mayor riesgo de resultados adversos en el parto, retrasos en el desarrollo y problemas de salud mental en los niños. "Los trastornos del estado de ánimo maternos, en particular, pueden tener efectos a largo plazo en los niños, directamente al afectar el desarrollo, e indirectamente, al aumentar la probabilidad de exposición a riesgos coexistentes, como el consumo de sustancias por parte de los padres y la disminución de los recursos familiares", explica Daw.
"Nuestros resultados destacan el creciente deterioro de la salud mental entre las madres, como un objetivo clave para las iniciativas de mejora de la salud maternoinfantil en Estados Unidos", cuenta Daw. "Encontramos sistemáticamente peores resultados de salud para las madres que para los padres, lo que sugiere que las madres podrían necesitar mayor consideración y atención en las políticas destinadas a apoyar la salud parental, y en especial la salud mental.
En todos los casos, nuestro estudio subraya la necesidad de una investigación más exhaustiva sobre la salud y el bienestar de los padres estadounidenses en general, e instamos a apoyar más intervenciones que respalden la prevención, el diagnóstico y el tratamiento de los resultados de salud mental".
