MADRID, 29 Abr. (EUROPA PRESS) -
Un equipo internacional de neurocientíficos y filósofos de instituciones como el Centro de Investigación en Neurociencias de Lyon (Francia), la Universidad de Lieja (Bélgica) y la Universidad de Monash (Australia) ha recopilado el conocimiento sobre la mente en blanco, incluyendo información extraída de su propio trabajo observando la actividad cerebral de las personas.
Quedarse con la mente en blanco es una experiencia común con una amplia variedad de definiciones, desde sentirse "somnoliento" hasta "una completa ausencia de consciencia". Durante la vigilia, nuestros pensamientos transitan entre diferentes contenidos. Sin embargo, hay momentos aparentemente carentes de contenido reportable, conocidos como "mente en blanco", escribe el equipo de investigación, formado tras la colaboración en la 25.ª Reunión Anual de la Asociación para el Estudio Científico de la Conciencia, celebrada en Ámsterdam en 2022. "Aún no está claro qué representan estos espacios en blanco, lo que pone de relieve las ambigüedades definitorias y fenomenológicas que rodean la mente en blanco".
Anteriormente, la mente en blanco solo se estudiaba mediante investigaciones y experimentos desarrollados para estudiar la divagación mental, una experiencia interna similar en la que nuestros pensamientos fluyen fluidamente como un arroyo. Los investigadores argumentan que la mente en blanco es una experiencia distinta que implica sentirse más somnoliento, más lento y cometer más errores, y que debería inspirarse en la investigación sobre la divagación mental, pero considerarse de forma independiente.
"Intentamos comprender mejor la mente en blanco analizando 80 artículos de investigación relevantes, incluidos algunos propios en los que registramos la actividad cerebral de los participantes cuando informaban que estaban 'pensando en nada'", explica la autora Athena Demertzi de GIGA Research en la Universidad de Lieja, Bélgica.
ENTRE EL 5 Y EL 20% DEL TIEMPO
Las conclusiones de su investigación, publicada en la revista 'Trends in Cognitive Sciences', incluyen que la frecuencia de la mente en blanco varía mucho entre distintas personas, pero una persona experimenta el fenómeno aproximadamente entre el 5% y el 20% del tiempo en promedio.
Por otra parte, las experiencias comunes definidas como "mente en blanco" incluyen lapsos de atención, problemas de memoria y un cese del habla interna, entre otros. Igualmente, se señala que los momentos en blanco tienden a ocurrir hacia el final de tareas que requieren atención prolongada y sostenida, como exámenes, y después de la falta de sueño o ejercicio físico intenso, pero también son un estado típico de vigilia.
Otro dato llamativo es que los niños con trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) informan que tienen la mente en blanco con mayor frecuencia que las personas neurotípicas. No obstante, la mente en blanco forma parte de la descripción clínica del trastorno de ansiedad generalizada en el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5). También es relevante para otras afecciones clínicas, como accidentes cerebrovasculares, convulsiones, traumatismos craneoencefálicos y el síndrome de Kleine-Levin, que provoca que las personas duerman hasta 20 horas al día.
Los experimentos que observan la actividad cerebral durante el reposo utilizando tecnologías que incluyen fMRI y electroencefalografía muestran que hay firmas neuronales específicas en las redes frontal, temporal y visual del cerebro antes de un momento en blanco.
CEREBRO "DORMIDO"
Durante los estados de inactividad mental tras tareas de atención sostenida, la frecuencia cardíaca y el tamaño de las pupilas disminuyeron, y sus cerebros mostraron una menor complejidad de señales, un estado que se observa típicamente en personas inconscientes. Durante el estado de inactividad mental, observaron interrupciones en el procesamiento sensorial y ondas electroencefalográficas lentas, similares a las del sueño. Los autores describen estos estados, en los que partes del cerebro parecen dormidas, como "episodios locales de sueño".
Un aumento de la actividad neuronal en las regiones corticales posteriores del cerebro también puede provocar que la mente quede en blanco, como sucede cuando el pensamiento a alta velocidad conduce a una función cognitiva más lenta.
Cuando se instó a las personas a "vaciar sus mentes" activamente, los investigadores observaron desactivaciones en el giro frontal inferior, el área de Broca, la corteza motora suplementaria y el hipocampo.
Los investigadores especulan que el factor común entre las diferentes formas de borrado puede estar relacionado con cambios en los niveles de excitación, lo que conduce a un mal funcionamiento de mecanismos cognitivos clave como la memoria, el lenguaje o la atención.
Dado que las experiencias de mente en blanco varían enormemente, tanto en términos de las experiencias subjetivas de las personas como de su actividad neuronal, los investigadores proponen un marco que describe la mente en blanco como un conjunto dinámico de experiencias fisiológicamente impulsadas, mediadas por estados de excitación, o el estado de "vigilancia" fisiológica de una persona. Según ellos, esto significa que cuando el cerebro se encuentra en un estado de excitación alta o baja, es más probable que se produzca una mente en blanco.
"La experiencia de tener la mente en blanco es tan íntima y directa como la de albergar pensamientos", afirma la autora Jennifer Windt, de la Universidad de Monash (Australia). "Nuestro objetivo es iniciar una conversación y ver cómo se relaciona la mente en blanco con otras experiencias aparentemente similares, como la meditación", añade el autor Antoine Lutz, del Centro de Investigación en Neurociencias de Lyon (Francia).
El equipo espera que reconocer la mente en blanco como un estado mental distinto en futuras investigaciones ayude a avanzar hacia una comprensión más profunda de esta condición.