MADRID, 18 Dic. (EUROPA PRESS) -
Los niños expuestos a partículas gruesas pueden tener más probabilidades de desarrollar asma y de tener que ser tratados en una sala de urgencias o de ser hospitalizados por la afección, según una nueva investigación publicada en la edición digital de 'American Journal of Respiratory and Critical Care Medicine', de la Sociedad Torácica Americana.
Los investigadores informan que la materia particulada gruesa, el tipo de contaminación del aire creada por procesos físicos como desgaste de neumáticos y roturas, labranza agrícola, sal pulverizada y polvo generado en la fabricación, parece poner a los niños en mayor riesgo de asma, independientemente de la exposición a la contaminación por partículas finas.
La materia en partículas gruesas (PM10-2,5) mide entre 2,5 a 10 micrómetros; la contaminación por partículas finas (PM2,5) mide 2,5 micrómetros o menos. En comparación, un cabello humano tiene entre 50-70 micrómetros de grosor. Los autores señalan que existe evidencia sustancial de que la PM2.5 afecta a la salud respiratoria y cardiovascular, y ésta es la razón por la cual la Agencia de Protección Ambiental (EPA, por sus siglas en inglés) estadounidense monitoriza y regula la contaminación por partículas finas.
"Hicimos este estudio para comprender si, además de PM2.5, las partículas gruesas contribuyen al desarrollo y la morbilidad del asma", explica la autora principal del estudio, Corinne A. Kent, profesora asociada de Alergia e Inmunología Pediátrica en la Escuela de Medicina de la Universidad Johns Hopkins. "La evaluación más reciente de la EPA concluyó que no había datos suficientes para decir de una manera u otra si PM10-2,5 causa efectos negativos en la salud", añade.
MÁS DIAGNÓSTICOS, VISITAS A URGENCIAS Y HOSPITALIZACIONES
Los investigadores analizaron los registros de 7.810.025 niños (de 5 a 20 años) que vivían en todo el país y que estaban inscriptos en Medicaid --un programa federal y estatal de ayuda a los costos médicos-- durante un periodo de dos años, 2009-2010. Los autores ajustaron sus hallazgos por raza y etnia, sexo, edad, pobreza, educación y cómo de urbano era el vecindario donde vivían los niños, además de tener en cuenta las PM2,5.
El estudio encontró que para cada microgramo/m3 de aumento en PM10-2,5, el diagnóstico de asma aumentó en un 0,6 por ciento, las visitas a los departamentos de emergencias de los hospitales por asma subieron un 1,7 por ciento y las hospitalizaciones por asma se incrementaron en un 2,3 por ciento.
Estos hallazgos fueron aún más fuertes para los niños de 11 años o menos. Los autores especulan que la relación más fuerte es el resultado de que el asma generalmente se desarrolla a edades más tempranas y que los niños pequeños tienen más probabilidades de pasar tiempo al aire libre y verse perjudicados por la contaminación del aire.
Los científicos señalan entre las limitaciones del estudio el hecho de que hay pocos lugares que monitorizan PM10-2,5. La mayoría de las evaluaciones solo miden PM2,5, que según el estudio actual fue aún más probable que se asociara con un diagnóstico de asma, visitas a urgencias y hospitalizaciones. Los científicos utilizaron métodos estadísticos para predecir las concentraciones de PM10-2,5 en Estados Unidos, lo que les permitió estudiar una cantidad muy grande de niños, incluidos aquellos que no viven cerca de un punto de monitorización.
El doctor Keet señala que la EPA está llevando a cabo una revisión exhaustiva de la ciencia relacionada con los efectos en la salud de las partículas como lo exige la Ley de Aire Limpio. "Las reducciones en PM2,5 han llevado a mejoras en la salud respiratoria de la infancia, pero todavía hay una gran carga de asma en los niños --subraya--. Nuestros hallazgos, junto con otros, sugieren que PM10-2,5 probablemente también contribuya al asma, y que debe considerarse la regulación y el control de partículas gruesas".