MADRID, 19 Dic. (EUROPA PRESS) -
Un científico de la Universidad Metropolitana de Osaka (Japón) ha demostrado que los párpados dejan pasar mucha más luz de lo que se pensaba.
La falta de sueño y los trastornos del sueño son perjudiciales para la salud e interfieren en la vida cotidiana. Se han realizado estudios para dilucidar los mecanismos subyacentes a diversos factores que afectan al sueño. Uno de los principales factores es el entorno lumínico. Se ha observado que los cambios en la exposición a la luz durante el día y la noche o durante el sueño influyen en los ritmos circadianos y en la calidad del sueño.
En la actualidad, los índices para describir el entorno de iluminación, como la iluminancia y la temperatura del color, se basan en las características visuales en condiciones de buena iluminación cuando los ojos están abiertos.
Sin embargo, dado que los ojos están cerrados mientras se duerme, comprender la transmitancia luminosa de los párpados y la luminosidad percibida con los ojos cerrados es esencial para describir adecuadamente el entorno de iluminación durante el sueño.
Aunque se han llevado a cabo varios estudios para medir la transmitancia de los párpados, las condiciones experimentales diferían considerablemente de los entornos de iluminación de la vida cotidiana: las evaluaciones se realizaban con una iluminancia extremadamente baja, por ejemplo, o con un solo ojo.
Este estudio, publicado en la revista científica 'Color Research and Application', ha aplicado un nuevo método para medir la transmitancia luminosa de los párpados con los ojos cerrados. Sus resultados indican que la percepción de la luminosidad con los ojos cerrados es notablemente superior a la registrada hasta ahora.
El líder del trabajo, Hideki Sakai, de la Escuela de Postgrado de Vida Humana y Ecología de la Universidad Metropolitana de Osaka, realizó experimentos con un total de 33 participantes en condiciones de relativa luminosidad (iluminancia de 100 lux) en las que se iluminó toda la cara de cada participante.
Se utilizó un dispositivo de iluminación para aumentar o disminuir la iluminancia facial, y se midió la transmitancia luminosa de los ojos cerrados haciendo que los participantes hicieran ajustes para igualar los niveles de brillo que percibían con los ojos cerrados y con los ojos abiertos. Como fuentes de luz se utilizaron LED monocromáticos rojos, amarillos, verdes y azules y un LED blanco.
Los resultados del experimento muestran que los valores de transmitancia de los párpados eran hasta 10 veces superiores a los registrados hasta entonces (es decir, entre el 0,3 y el 14,5%). El color de la luz también marcaba la diferencia: la luz roja se percibía como más brillante y la azul como más oscura.
Además, el profesor Sakai observó diferencias significativas entre los distintos participantes; para algunos, su percepción de la luminosidad permaneció casi invariable entre las condiciones de ojos abiertos y cerrados.
"Al comprender y utilizar adecuadamente el entorno de iluminación cuando los ojos están cerrados, espero avanzar en la investigación sobre la iluminación adecuada no sólo durante el sueño normal, sino también en otras situaciones, como las siestas o el transporte nocturno. Dado que los colores claros con baja transmitancia sólo se perciben como oscuros cuando las personas cierran los ojos, creo que este hallazgo podría ser útil para diseñar la iluminación en espacios con personas despiertas y dormidas, como los centros de evacuación", ha remachado el investigador.