VALNCIA 24 Feb. (EUROPA PRESS) -
La situación de pandemia prolongada ya durante un año y la incertidumbre de no saber cuándo finalizará esta situación ha repercutido psicológicamente en niños y adolescentes y "ha multiplicado" las consultas médicas por alteraciones del sueño en estos colectivos.
Así lo destacan desde Vithas, grupo sanitario que recuerda que, según la Sociedad Española de Psiquiatría, ansiedad, alteraciones del sueño, obesidad, y somatizaciones del estrés (cuando la persona sometida a un elevado nivel de estrés o ansiedad comienza a tener síntomas físicos), son problemas que han ido aumentando a lo largo de este año y que ha provocado que se incrementen las consultas en pediatría por estas razones.
Tal como explica el doctor Fernando Baixauli, pediatra de Vithas Castellón, Vithas Valencia Consuelo y Vithas Valencia 9 de Octubre, "con las restricciones para paliar los contagios, los niños han perdido totalmente sus anteriores rutinas, aunque van al colegio, no pueden realizar sus actividades extraescolares deportivas, sus paseos con sus amigos o ver por ejemplo a sus familiares más queridos como abuelos o primos".
"Esto, sumado al miedo a la enfermedad, la angustia por los familiares enfermos, los comentarios de los adultos delante de los niños, las noticias constantes sobre el número de fallecidos y el no recibir respuesta de cuando acabará esta situación, aumentan estos trastornos y está ocasionando problemas de ansiedad, de obesidad y educativos para los más pequeños", señala el especialista.
Y añade: "Los niños llevan experimentando durante más de 12 meses emociones como incertidumbre, miedo, ansiedad, problemas de conducta, irritabilidad, desobediencia, enuresis, abuso de las nuevas tecnologías, y por supuesto, problemas del sueño".
En este sentido, desde Vithas apuntan que un sueño de mala calidad puede afectar al desarrollo físico, emocional, cognitivo y social de los niños. La salud del sueño en los niños es un factor muy importante de cara a su desarrollo físico y psicológico. Por lo tanto, un problema en la conciliación del sueño o los terrores nocturnos persistentes en la infancia puede llegar a afectar a la concentración, el aprendizaje e, incluso, el estado de ánimo del menor.
"Tener un hábito de sueño saludable y dormir las horas necesarias es muy importante para el crecimiento cerebral del niño. El gran desarrollo neuronal depende en gran medida de las sustancias que se segregan (proteínas, hormonas, etc.) durante el sueño", comenta el profesional.
"Principalmente, --subraya el doctor Baixauli--, los problemas más frecuentes asociados a la situación actual generada por la covid-19 son el insomnio (dificultad para conciliar el sueño) y las parasomnias, principalmente las pesadillas. A esto hay que añadir que, en los niños más pequeños, han aumentado los casos del rechazo a irse a la cama y los despertares nocturnos".
TERRORES NOCTURNOS
Además, desde que empezó la pandemia han aumentado considerablemente los casos en consulta de niños con trastornos del sueño. Uno de ellos son los terrores nocturnos, una interrupción del sueño que parecen similares a una pesadilla, pero son mucho más dramáticos. Una alteración que suele manifestarse por una situación de estrés o cansancio.
Según el especialista, "durante un terror nocturno, es posible que el niño se siente repentinamente en la cama, grite con angustia, se acelere la respiración y su ritmo cardiaco, esté totalmente sudado, muy asustado o alterado".
"Su miedo es imposible de calmar, pero después de unos minutos, o un poco más, el niño simplemente se calma y se vuelve a dormir. A diferencia de las pesadillas, que los niños suelen recordar, los niños no recuerdan el terror nocturno al día siguiente porque estaban en un sueño profundo cuando ocurrió y no hay imágenes mentales para recordar", declara.
Para evitar estos problemas lo mejor es llevar a cabo unos horarios estables, establecer una rutina diaria y crear un hábitat de sueño confortable.
El doctor Baixauli recalca que "es importante que durante la tarde se eviten bebidas de cola, o chocolate y que la actividad física del niño en casa no se desarrolle justo en las horas previas a dormir". "Por supuesto, recalcar que el uso de la televisión para conciliar el sueño o la exposición de más de dos horas al día a una pantalla, son factores que favorecerán la vigilia".
El problema del sueño también afecta hoy en día a muchos adolescentes. Se produce, por ejemplo, un retraso normal del inicio del sueño y se necesita dormir más que durante los años anteriores. "El adolescente que no duerme de 8 a 10 horas por la noche, no descansa lo suficiente, --afirma el pediatra--, está irascible, tiene difícil despertar y menor rendimiento académico (en las primeras horas de clase).
"Para eso es clave evitar una hora antes de dormir videojuegos, estudio, móvil, internet y no usar la tele para dormirse, además no debe estar en su habitación, no consumir estimulantes (cafeína, cola) y practicar ejercicio físico regular. El objetivo educacional es sensibilizar al adolescente de la importancia que tiene dormir bien y suficiente", agrega.