MADRID 11 May. (EUROPA PRESS) -
Un estudio de investigadores del Instituto Donders del Cerebro, Cognición y Conducta de la Universidad Radboud de Nijmegen en Países Bajos sugiere que la anticipación de la sensación de culpabilidad puede motivar a las personas a dejar de lado el egoísmo y revelan un mecanismo neural que podría subyacer a esta cooperación dirigida por la aversión a la culpa. Los resultados del trabajo se publican en la revista 'Neuron'.
Según explica Alan G. Sanfey, responsable del estudio, "imagine que pide una bebida en una cafetería y, al recibir la cuenta, ve que existe un espacio en blanco para incluir una propina. Aunque dejar propina en estas circunstancias no es obligatorio, muchas personas lo hacen. ¿Qué es lo que motiva esta conducta?".
Investigaciones previas han sugerido que el ser humano coopera y es recíproco porque resulta gratificante pero los investigadores examinaron si la anticipación de la culpa, el estado emocional negativo causado por fallar a las expectativas ajenas, podría también participar en la motivación para cooperar. Los autores combinaron un modelo de conducta formal de la aversión a la culpa con imágenes cerebrales funcionales para identificar las estructuras neurales implicadas con una decisión de un participante para confiar y cooperar con alguien o la decisión de violar la confianza por una ganancia financiera.
Cuando las decisiones de los participantes indicaban un deseo de cooperar, exhibían un incremento de la actividad en la ínsula anterior, la corteza prefrontal dorsolateral (CPD), la corteza cingulada anterior, la juntura parietal temporal y el área motora suplementaria. Estas áreas habían sido ya implicadas en el procesamiento de estados emocionales negativos como el disgusto o la ira, además de con la anticipación del dolor o la experiencia del rechazo social. En contraste, cuando los participantes elegían no cooperar para conseguir más dinero, los participantes exhibían una mayor actividad en las regiones ventromedial y dorsomedial del CPD y el núcleo accumbens, áreas conocidas por su implicación en el procesamiento de la recompensa.
"Nuestros resultados demuestran que estas clases de decisiones a menudo implican motivaciones que compiten entre sí. Por un lado, queremos maximizar la recompensa económica pero por otro no queremos dejar de lado a los demás", señala Sanfey.
Para volver al ejemplo original, el estudio sugiere que una razón por la que se deja propina cuando no es necesario es porque las señales que se originan en la ínsula y en el área motora suplementaria recuerdan que la posibilidad de fallar a las expectativas de los otros llevará a futuros sentimientos de culpa, lo que a su vez motiva a hacer lo correcto.