MADRID, 22 Jun. (EUROPA PRESS) -
Científicos del Instituto Alemán Leibniz para el Zoológico y el centro de Investigación de Vida Silvestre (Leibniz-IZW), en Alemania, han observado en un estudio que los paisajes secos donde hay limitación hidrográfica es más fácil que los animales enfermos puedan tener un mayor contacto con los individuos sanos, lo que puede facilitar la transmisión de la enfermedad.
Este estudio, que ha sido publicado en la revista de la 'Sociedad Ecológica Británica Ecología Funcional', pretende entender cómo la enfermedad afecta al comportamiento, y cómo podría ayudar a predecir y controlar la transmisión de enfermedades dentro de la vida silvestre y entre la vida silvestre y los animales domésticos.
Las personas enfermas a menudo se comportan de manera diferente. Por ejemplo, generalmente duermen más y comen menos. En consecuencia, uno podría esperar que las personas enfermas tengan menos contacto con los demás que las personas sanas. El contacto reducido debería a su vez ralentizar la propagación de patógenos entre las personas.
"Estudiamos si el efecto contrario también es posible, es decir, si los individuos enfermos pueden tener más contacto con los demás, lo que podría acelerar la propagación de patógenos", explica Mathias Franz, investigador científico de Leibniz-IZW.
"Para este fin, simulamos una población de animales virtuales que viven en paisajes secos en los que visitan regularmente una sola charca para beber. Observamos que los individuos enfermos, que asumimos que eran más letárgicos, permanecían más cerca del pozo de agua.
El estudio muestra que los paisajes secos pueden cambiar la forma en que la enfermedad influye en el comportamiento del hospedador de formas inesperadas: en lugar de reducir el contacto y la propagación de patógenos, el comportamiento de la enfermedad puede aumentar la transmisión de contacto y de patógenos.
Con base en este hallazgo, la predicción es que la disponibilidad de agua potable puede tener implicaciones de largo alcance para la propagación y la evolución de los patógenos. Específicamente, los científicos plantean la hipótesis de que el efecto de la enfermedad en el comportamiento es más pronunciado en animales que dependen en gran medida del acceso regular a agua potable limitada o cualquier otro recurso limitado. Este es, por ejemplo, el caso de los búfalos africanos, que albergan importantes enfermedades infecciosas como la tuberculosis bovina.