MADRID, 9 Feb. (EUROPA PRESS) -
Los niños necesitan adultos que les ayuden a desarrollar comportamientos, a aprender las normas básicas de educación, el respeto a los demás y la importancia del esfuerzo y la constancia. Conseguir esto es complicado, muchas veces los padres creen que pueden lograr estos objetivos mediante una educación severa, impuesta o, incluso, agresiva.
No cabe duda de que los efectos directos e indirectos de la crianza de los hijos juegan un papel en la configuración del comportamiento de los niños, así como sus relaciones con sus compañeros.
Bajo esta premisa un nuevo estudio longitudinal, realizado por investigadores de la Universidad de Pittsburgh, en Estados Unidos, ha demostrado que los niños expuestos a una educación paternal severa corren mayor riesgo de tener malos resultados escolares. Definiendo paternidad severa como gritar, golpear y comportamientos coercitivos como amenazas verbales o físicas como medio de castigo.
"Creemos que nuestro estudio es el primero en utilizar las historias de vida de los niños como un marco para examinar cómo la crianza afecta a los resultados educativos de los niños a través de las relaciones con sus compañeros, el comportamiento sexual y la delincuencia", señala la directora del estudio, Rochelle F. Hentges, de la Universidad de Pittsburgh. "En nuestro estudio, la crianza de los hijos estaba relacionada con un menor nivel educativo a través de un conjunto de complejos procesos en cascada", añade.
Los investigadores analizaron a los jóvenes que formaban parte del Estudio de Desarrollo del Adolescente en el Contexto de Maryland, que examinó las influencias de los contextos sociales en el desarrollo académico y psicosocial de los adolescentes. Este análisis longitudinal en curso en un condado grande cerca de Washington, D.C., incluyó a 1.482 estudiantes, que fueron seguidos durante nueve años, comenzando en séptimo grado y terminando tres años después de que los alumnos se graduaran en la Escuela Superior.
Al final del estudio, publicado en 'Child Development, quedaban 1.060 estudiantes. Los participantes reflejaron una amplia gama de antecedentes raciales, socioeconómicos y geográficos. Los participantes informaron sobre el uso por parte de sus padres de la agresión física y verbal, así como sus propias interacciones con los compañeros, la delincuencia y el comportamiento sexual. Los marcadores de exceso de confianza en los compañeros incluyen decidir pasar tiempo con amigos en vez de hacer los deberes y sentirse como si estuviera bien que rompieran las reglas para mantener a los amigos. Cuando los participantes tenían 21 años, informaron sobre su nivel más alto de éxito educativo.
Los investigadores descubrieron que los alumnos que fueron criados en ambientes severos en séptimo grado tenían más probabilidades de decir en noveno grado que sus compañeros eran más importantes que otras responsabilidades, incluso seguir las reglas dictadas por los padres. Esto a su vez los llevó a participar en comportamientos más arriesgados en undécimo grado, incluyendo comportamiento sexual temprano en mujeres y mayor delincuencia (como golpear o robar) en varones.
RELACIONES SEXUALES TEMPRANAS, AGRESIÓN Y DELINCUENCIA
Estos comportamientos, a su vez, llevaron a bajos logros educativos (según lo evaluado por años de escuela completados) tres años después de la escuela secundaria, lo que significa que los jóvenes que tenían padres severos eran más propensos a abandonar la escuela secundaria o la universidad. La educación de los hijos influyó en los resultados educativos incluso después de considerar el estatus socioeconómico, las puntuaciones de las pruebas estandarizadas, el promedio de calificaciones y los valores educativos.
"Los jóvenes cuyas necesidades no están satisfechas por sus figuras primarias de apego pueden buscar la confirmación de sus compañeros --explica Hentges--. Esto puede incluir volcarse en compañeros de maneras poco saludables, lo que puede llevar a una mayor agresión y delincuencia, así como a relaciones sexuales tempranas, a expensas de objetivos a largo plazo, como la educación".
Los hallazgos del estudio tienen implicaciones para los programas de prevención e intervención dirigidos a aumentar el compromiso de los estudiantes en la escuela y elevar las tasas de graduación. "Dado que los niños que están expuestos a la crianza dura y agresiva de los padres son susceptibles a un menor nivel educativo, podrían ser objeto de intervención", sugiere el coautor del estudio Ming-Te Wang, profesor asociado de Psicología en la Educación en la Universidad de Pittsburgh.
Los programas que se ocupan de las relaciones no saludables entre compañeros, la delincuencia y los comportamientos sexuales también pueden desempeñar un papel en el incremento del nivel educativo, según los autores. Y los métodos de enseñanza que se centran en las metas y estrategias orientadas al presente (por ejemplo, aprendizaje experimental práctico, actividades grupales) pueden promover objetivos educativos y de aprendizaje para las personas, especialmente para aquellos que son criados con dureza.