MADRID 27 Jun. (EUROPA PRESS) -
Los pacientes con VIH están "especialmente preocupados" por la toxicidad a largo plazo de las terapias antirretrovirales y las interacciones de las mismos, según ha mostrado el estudio internacional 'Evaluación de las preferencias y de la satisfacción del paciente con VIH con el tratamiento antirretroviral", realizado gracias a la colaboración de la Sociedad Española Interdisciplinaria de SIDA (SEISIDA) y ViiV Healthcare.
El trabajo ha sido presentado este viernes en el marco de la reunión monográfica 'Una visión multidisciplinar en el tratamiento y la calidad de vida del paciente con VIH,' en la que también se celebra el 25 aniversario de dicha sociedad.
La investigación se ha desarrollado a través de un método innovador, consistente en un estudio cualitativo, en el que se entrevistó en profundidad a 20 pacientes con VIH, así como en un experimento de elección discreta (EDD) realizado mediante una encuesta transversal administrada a 497 pacientes en 18 hospitales de diferentes comunidades autónomas, en la que se les pedía valorar siete atributos importantes para los pacientes a la hora de elegir un tratamiento.
"Si tomamos toda esta información en su conjunto vemos que en un escenario de esperanza de vida, los pacientes ponen la mirada a largo plazo y que todavía queda margen para mejorar la calidad de sus vidas en el presente y reducir sus preocupaciones futuras", ha aseverado la gerente de SEISIDA, María José Fuster.
Asimismo, según el estudio, los pacientes con VIH en España confían en su médico, están satisfechos con los profesionales que les tratan y dicen que mantienen un buen cumplimiento terapéutico. Además, tienen en cuenta el número y el tamaño de las pastillas así como las dosis, aunque con los tratamientos actuales, esto no impacta en su cumplimiento. El atributo valorado como menos importante fue la necesidad o no de tomar la medicación con alimentos.
"Más allá de la eficacia concreta de los fármacos será de utilidad que los médicos exploren cuales son las preferencias de los pacientes y también en qué áreas de su vidas puede interferir el tratamiento. Esta información debería guiar la selección del tratamiento tanto al inicio como en los cambios que haya que hacerle en el proceso", ha comentado Fuster.
