MADRID, 16 Jul. (EUROPA PRESS) -
Los pacientes diabéticos son más propensos a sufrir una hipoglucemia durante el verano como consecuencia de las altas temperaturas, ha destacado la doctora Pilar Beato, especialista en Endocrinología del Hospital Universitario de Badajoz, quien ha apuntado que los niveles de glucosa varían en función de la estación del año.
Los cambios de horarios y actividad físicas que conlleva la llegada del verano puede suponer una alteración del control de la diabetes. Además, durante esta época se duerme más, se reducen los niveles de estrés y se modifican los hábitos de alimentación, lo que afecta a los niveles de glucosa, por lo que se debe adaptar el tratamiento para evitar descompensaciones glucémicas durante esta etapa.
En este sentido, la experta ha puesto de relieve que la utilización de sensores implantables de glucosa pueden ayudar a controlar estos cambios y mantener un correcto tratamiento en cualquier circunstancia.
Por otra parte, el aumento de las temperaturas también influye en la conservación de la insulina, la cual tiene que ser conservada entre 2 y 8 grados en la nevera antes de abrirse, tras su uso debe estar por debajo de los 30.
Durante la época estival hay que utilizar una nevera portátil para transportar la insulina con el objetivo de que esta conserve su eficacia, ha recomendado la doctora, quien ha añadido que "en los pacientes que son portadores de bombas de insulina, el recambio del reservorio no debe demorarse en ningún caso más allá de los días recomendados para evitar la sobreexposición de la insulina al calor".
Asimismo, el aumento de la sudoración puede suponer problemas para los pacientes diabéticos, ya que se incrementa el riesgo de que se despeguen de la piel los dispositivos de infusión continua de glucosa o los sensores. De este modo, factores como el baño, sumado al exceso de sudor, puede provocar irritación en la piel. Así, la experta ha destacado como alternativa los sensores implantables a nivel subcutáneo, que además presentan una duración de hasta 6 meses, por lo que no es necesario llevar recambios.
CUIDADOS EN LA PLAYA Y LA DIETA
Durante los viajes a la playa los pacientes diabéticos tienen que tomar precauciones con la exposición de la insulina al calor. Por lo demás, deberá seguir las mismas indicaciones que el resto de personas utilizando protección solar y evitando exposiciones solares prolongadas durante las horas centrales del día.
Solo se deben extremar los cuidados de la piel en pacientes con afectación macrovascular o microvascular secundaria a la diabetes, como neuropatía o angiopatía diabética, con el objetivo de minimizar el riesgo de heridas y quemaduras que puedan dar lugar a infecciones. Además, la doctora Beato ha recomendado que en los pacientes portadores de infusores de insulina se desconecte el aparato en el momento del baño.
En este contexto, los pacientes con diabetes tipo 1 también deben controlar su dieta para ajustar el tratamiento insulínico. Sin embargo, el hecho de comer fuera de casa en verano dificulta este control. A pesar de ello, "existen diversas aplicaciones para teléfonos móviles, que nos pueden ayudar a identificar la cantidad de carbohidratos que está presente en los platos que tomamos y, de esta forma, ayudarnos a controlar los niveles de glucosa", ha concluido la experta.