Los pacientes deprimidos a quienes se implanta un dispositivo cardiaco, más propensos a dejar los fármacos del corazón

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Publicado: lunes, 26 junio 2023 7:34

MADRID, 26 Jun. (EUROPA PRESS) -

Los pacientes que se sienten deprimidos cuando se les implanta un dispositivo cardiaco tienen más probabilidades de dejar de tomar sus medicamentos para el corazón que los que no sufren depresión, según una investigación presentada en el ACNAP 2023, congreso científico de la Sociedad Europea de Cardiología (ESC).

"Los medicamentos ayudan a controlar los síntomas y a prevenir nuevos problemas cardiacos, por lo que su cumplimiento es importante", explica el autor del estudio, Ole Skov, psicólogo y estudiante de doctorado en psicología cardiaca de la Universidad del Sur de Dinamarca, en Odense (Dinamarca).

Defiende que "hay que animar a los pacientes con un desfibrilador cardioversor implantable (DCI) que se sientan deprimidos o ansiosos a que expresen sus preocupaciones, pensamientos y sentimientos, y a que se pongan en contacto con un profesional sanitario que pueda detectar si están angustiados y estudiar la mejor forma de actuar. Esto podría ser la derivación a un psicólogo u otras medidas", asegura.

La implantación de un DCI se recomienda a las personas con alto riesgo de arritmia potencialmente mortal y a las que han sufrido una parada cardiaca súbita. Se calcula que aproximadamente uno de cada cinco pacientes con un DCI padece depresión o ansiedad.

Ambos problemas de salud mental se han relacionado con un elevado riesgo de muerte en las personas con un DCI. A la mayoría de los pacientes con un DCI se les prescribe medicación para controlar su cardiopatía. El incumplimiento de la medicación cardiaca aumenta el riesgo de complicaciones y muerte, por lo que es crucial identificar a los pacientes que tienen más probabilidades de dejar de tomar su medicación para poder iniciar medidas de apoyo.

Este estudio examinó si la ansiedad y la depresión en el momento de la implantación del DCI se asocian con el cumplimiento de la medicación un año después de recibir el dispositivo. El estudio fue un análisis secundario del ensayo controlado aleatorizado ACQUIRE-ICD de una intervención de eSalud, en el que participaron pacientes de los seis centros de implantación de Dinamarca.

De los 478 pacientes del ensayo con un DCI o un DCI con terapia de resincronización cardiaca (TRC-D), 433 (91%) tomaban al menos una medicación cardiaca cuando se les implantó el dispositivo. Entre ellos había betabloqueantes, inhibidores de la ECA, estatinas y diuréticos. De los 433 pacientes, 322 (74%) completaron las evaluaciones de adherencia a la medicación tanto al inicio (implantación) como 12 meses después de la implantación y se incluyeron en los análisis actuales.

La adherencia a la medicación se midió mediante autoinforme utilizando la Escala de Adherencia a la Medicación de Morisky (MMAS) con puntuaciones que oscilaban entre 0 y 8.6 La adherencia baja, media y alta se definió como puntuaciones inferiores a 6, de 6 a <8 y 8, respectivamente.

La depresión y la ansiedad se evaluaron al inicio del estudio con el Cuestionario de Salud del Paciente 9 (PHQ-9; puntuaciones de 0 a 27) y la escala del Trastorno de Ansiedad Generalizada (TAG-7; puntuaciones de 0 a 21); las puntuaciones más altas indicaban más síntomas. Ambas se utilizaron como medidas continuas, y no se clasificó a los pacientes en deprimidos/no deprimidos o ansiosos/no ansiosos.

La edad media de los participantes era de 60 años y el 84% eran hombres. La adherencia a la medicación fue en general de media a alta al inicio del estudio (6,8% de adherencia baja, 40,1% de adherencia media, 53,1% de adherencia alta; puntuación media MMAS 7,31) y a los 12 meses (8,1% de adherencia baja, 37,3% de adherencia media, 54,6% de adherencia alta; puntuación media MMAS 7,33).

Los investigadores analizaron la asociación entre las puntuaciones de salud mental y la adherencia a la medicación tras ajustar por la puntuación MMAS basal, el sexo, el grupo de intervención del ensayo, la gravedad de la insuficiencia cardiaca y el centro de implantación. Las puntuaciones de depresión al inicio del ensayo se asociaron negativamente con la adherencia a la medicación a los 12 meses. La asociación con la ansiedad no fue estadísticamente significativa.

"Los pacientes con mayores niveles de síntomas depresivos en el momento de la implantación del DCI tenían menos probabilidades de tomar la medicación cardiaca un año después --señala el doctor Skov--. El efecto de la depresión fue estadísticamente significativo pero pequeño, lo cual no es sorprendente dada la complejidad y la multitud de factores que intervienen en la adherencia a la medicación".

Concluye que "estos resultados subrayan la importancia de tener en cuenta el estado psicológico de las personas que reciben un DCI. Las personas con síntomas de depresión en el momento de la implantación podrían correr el riesgo de interrumpir la medicación cardiaca, aunque la estén tomando inicialmente, y podrían necesitar apoyo adicional", alerta.