MADRID, 17 May. (EUROPA PRESS) -
Las personas que están en tratamiento por adicción a opiáceos tienen el doble de riesgo o triple de morir por una enfermedad cardiovascular que el de la población general, según ha dado a conocer un estudio liderado por médicos e investigadores del Instituto Hospital del Mar de Investigaciones Médicas, el Hospital del Mar y el CIBERCV.
Los hallazgos, que se han publicado en la revista 'Drug and Alcohol Review', han comparado del perfil metabólico y físico de un centenar de pacientes en tratamiento de larga duración por trastorno por consumo de opiáceos, todos de más de 50 años, con las de cerca de 500 participantes de la cohorte poblacional REGICOR (Registre Gironí del Cor).
Los autores han analizado los niveles de colesterol y de triglicéridos, su peso y sus hábitos de vida. Para hacer la comparación se trabajó con dos escalas diferentes que permiten evaluar el riesgo cardiovascular. Y en las dos, los investigadores llegaron a conclusiones similares. El incremento del riesgo de morir a diez años por una enfermedad cardiovascular en el grupo de personas en tratamiento de larga duración por trastorno por consumo de opiáceos, es entre dos y tres veces más alto respecto a la población general.
Los resultados del estudio destacan que el colectivo analizado presenta un perfil metabólico diferente al de la población general. Concretamente, son menos obesos, solo lo eran el 21,2 por ciento respecto al 35,2 por ciento del grupo de control, y sufren menos hipertensión (el 26,3% ante el 42,1%). También tienen niveles inferiores de colesterol, pero, a la vez, menos colesterol HDL, y más triglicéridos, el tipo más habitual de grasa en el cuerpo.
Otro factor de riesgo a tener en cuenta es el alto grado de tabaquismo, el 96 por ciento fuman ante el 26 por ciento de la población general. El trabajo también destaca el hecho que, a pesar de tener un índice de masa corporal inferior, tienen el mismo nivel de obesidad abdominal.
"Estos enfermos normalmente morían por sobredosis de heroína o por enfermedades como la infección por hepatitis C o VIH. El abordaje de estos factores ya se está haciendo en esta población, con la cual cosa se está incrementando su esperanza de vida. Pero en ninguna guía de seguimiento de estos pacientes se recoge que se les haga un cribado cardiovascular, y creemos que se tendría que hacer así. Sobre todo, el control del incremento de peso, que se produce con el inicio del tratamiento y el tabaquismo", ha comentado el investigador del Grupo de investigación en Adicciones del Instituto Hospital del Mar de Investigaciones Médicas, Gabriel Vallecillo.
Los investigadores han sugerido que las diferencias metabólicas que muestran estas personas pueden tener el origen en el tratamiento que siguen por su enfermedad, muchas veces con metadona. Sin embargo, también con el hecho que son enfermos que toman medicación por otras patologías asociadas, como otros trastornos psiquiátricos. Los autores del trabajo defienden que hay que tener en cuenta estos factores y establecer cambios en las guías de seguimiento para este colectivo, haciendo referencia tanto a su perfil metabólico como a su consumo de tabaco.
"Sabemos que la población con más riesgo en las escalas de riesgo coronario, realmente acaban teniendo más infartos y otros problemas del corazón. No tendríamos que esperar a comprobar que esto es así en este colectivo: hay que aplicar las medidas preventivas que ya han demostrado su eficacia a la hora de reducir el número de complicaciones cardíacas en la población general", ha sentenciado Jaume Marrugat, firmante del trabajo.