El orgullo fue incorporado a la naturaleza humana gracias a la evolución, ya que cumplía una función importante para los ancestros en busca de alimentos
MADRID, 7 Ago. (EUROPA PRESS) -
Un equipo de investigación de la Universidad de Montreal y del Centro de Psicología Evolutiva (CEP) de UC Santa Barbara, EE.UU, ha realizado un estudio donde apuntan que el orgullo "no es tan malo", sino que es un herencia de los antepasados, debido a una cuestión de supervivencia.
El orgullo fue incorporado a la naturaleza humana por la evolución porque cumplía una función importante para nuestros ancestros en busca de alimento, han argumentando los especialistas.
Según han explicado, los antepasados habitaban en bandas "pequeñas, muy interdependientes y enfrentaban" cambios frecuentes que ponían en peligro su vida. Así, necesitaban que sus compañeros miembros de la banda los valoraran lo suficiente en "los malos momentos para lograr" sobre vivir.
Por ello, en la toma de decisiones tenían que medir sus propios intereses individuales junto con el de los demás, para no obtener su aprobación, de modo que cuando necesitaran ayuda, los demás los valorarían lo suficiente como para darlos.
"EL ORGULLO ES MÁS UN GANAR-GANAR QUE UN PECADO"
"Las personas evolucionaron para tener una tendencia egoísta, pero también necesitaron una atracción contraria hacia actos que harían que otros los valoren en un mundo sin comedores populares, policía, hospitales", ha declarado el autor principal Daniel Sznycer, profesor asistente de psicología en la Universidad de Montreal, quien ha continuado argumentando que "el sentimiento de orgullo es una recompensa interna que atrae hacia tales actos".
Como un sistema neuronal, el orgullo se inclina a tener en cuenta la consideración de los demás junto con los beneficios privados, por lo que se selecciona el acto asociado con el mayor pago total, sostienen los autores. "Una implicación de esta teoría es que los que te rodean también se benefician, como un efecto secundario de tus acciones perseguidoras que valoran", ha explicado Sznycer. "Por lo tanto, el orgullo es más un ganar-ganar que un pecado".
Una parte clave del argumento es que este sistema de motivación, que tiene una base neural, es parte de la biología de nuestra especie. "Si eso es cierto, deberíamos ser capaces de encontrar esta misma relación de valoración del orgullo en diversas culturas y ecologías en todo el mundo, incluso en sociedades cara a cara cuya pequeña escala se hace eco de los mundos sociales más íntimos en los que creemos que nos sentimos orgullosos nuestra evolución", ha explicado Sznycer.
Para que esto funcione bien, las personas "no pueden tropezar, descubriendo después del hecho lo que trae la aprobación", dijo Leda Cosmides, profesora de psicología en la UCSB, codirectora del CEP y coautora del artículo. "Es demasiado tarde. Al elegir alternativas, nuestro sistema de motivación necesita estimar implícitamente de antemano la cantidad de aprobación que cada acto alternativo desencadenaría en la mente de los demás", ha argumentado.
Una persona que hizo solo lo que otros querían sería seleccionada en contra, señalan los autores, pero una persona que era puramente egoísta sería rechazada rápidamente, otro callejón sin salida.
"Esto lleva a una predicción cuantitativa precisa", ha especificado John Tooby, profesor de antropología en UCSB, codirector del CEP y coautor del artículo.
"Muchas investigaciones han demostrado que los seres humanos pueden anticipar los costos y recompensas personales con precisión, como el tiempo perdido o la comida. Aquí predijimos que la intensidad específica del orgullo que una persona anticiparía sentir al realizar una acción rastrearía cuánto otros en su mundo local realmente valoraría ese acto específico. La teoría que estamos evaluando es que la intensidad del orgullo que sientes cuando consideras si tomar una acción potencial no es solo un sentimiento y un motivador, sino que también lleva información útil para seducirte a hacer opciones que equilibran tanto los costos y beneficios personales como los costos y beneficios sociales", ha concluido.
Para probar esta hipótesis, el equipo ha recopilado datos de 10 sociedades tradicionales de pequeña escala en América Central y del Sur, África y Asia. Las personas en estas sociedades hablan idiomas muy diferentes y se ganan la vida de diferentes maneras. Si el orgullo es parte de la naturaleza humana universal y evolucionada, entonces la investigación debería encontrar que el orgullo sigue de cerca los valores de los demás, para cada acto específico, en cada comunidad; pero deberían encontrar una amplia variación en esta relación si el orgullo se asemeja más a una invención cultural, presente en algunos lugares pero no en otros, han finalizado.