MADRID, 3 Oct. (EUROPA PRESS) -
La enfermedad renal crónica (ERC) afecta a más de 700 millones de personas en todo el mundo y está causada por factores genéticos y ambientales, así como por afecciones médicas preexistentes. Los factores de riesgo genéticos conocidos para la ERC incluyen mutaciones en el gen APOL1.
Estas son poco frecuentes en la mayoría de las poblaciones, pero dos variantes de riesgo están presentes en hasta el 13% de las personas de origen africano occidental y otro 38% posee una copia (portadores).
Las causas de la enfermedad renal mediada por APOL1 (ERMA) actualmente no se comprenden bien y se carece de tratamiento, por lo que un equipo de la Universidad de Leiden (Países Bajos) ha generado células madre a partir de biopsias de piel de pacientes con ERMA y las convirtieron en estructuras microscópicas conocidas como organoides renales, que pueden modelar aspectos de la función renal humana para poder investigar al respecto. Su trabajo se publica en 'Stem Cell Reports'
En este trabajo, Siebe Spijker y su equipo de la Universidad de Leiden describen como en algunos de estos organoides, las mutaciones de APOL1 se corrigieron mediante ingeniería genética. Así, a través de un panel de pruebas de laboratorio, los investigadores descubrieron que las mutaciones de APOL1 afectan el funcionamiento adecuado de las mitocondrias, necesarias para la respiración y la producción de energía en el riñón.
Un tipo de célula llamada podocito, esencial para la función de filtrado del riñón, se vio particularmente afectado por las mutaciones de APOL1, ya que estos podocitos son las células que producen la mayor cantidad de proteína APOL1 en los riñones. Estos efectos negativos se presentan principalmente cuando las células se ven estresadas por proteínas inflamatorias. Este hallazgo podría explicar por qué la inflamación en el cuerpo, por ejemplo, por infecciones víricas o enfermedades autoinmunes, a menudo desencadena la aparición de DMAE en los pacientes.
"Anticipamos que este modelo de organoides de riñón humano hará avanzar nuestra comprensión de la ERMA y acelerará el descubrimiento de fármacos, en particular dado que APOL1 no se expresa de forma endógena en roedores", añade Spijker.
Así, esta investigación muestra que el APOL1 mutante afecta la función mitocondrial en los podocitos y puede abrir caminos para diseñar tratamientos específicos para pacientes con ERMA.