MADRID, 10 Mar. (EUROPA PRESS) -
El Colegio Nacional de Ópticos-Optometristas de España (CNOO) ha recomendado a las personas mayores de 45 años a que acudan a comprobar su presión intraocular al menos una vez al año, para lograr una detección precoz del glaucoma, que permitiría minimizar los síntomas, retrasar la evolución y reducir la probabilidad de que derive en una ceguera irreversible.
Los expertos alertan de que el glaucoma es la segunda causa de la pérdida de visión después de las cataratas y, aunque su incidencia se incrementa con la edad, no presenta síntomas significativos. Por esta razón, medio millón de personas no saben que la padecen.
Esta enfermedad ocular tiene una prevalencia del 2 por ciento a los 40 años y de un 4 por ciento a los 70 años. En ella influyen factores genéticos y ambientales, además de un agente de riesgo modificable como la presión intraocular, según ha advertido el decano del Colegio Nacional de Ópticos-Optometristas, Juan Carlos Martínez Moral.
Al no mostrar síntomas identificables, la mayor parte de los glaucomas no se previenen, pero detectarlos a tiempo permitiría evitar la aparición de casos de ceguera en un 95 por ciento.
Es por ello que desde el CNOO recomiendan comprobar la presión intraocular al menos una vez al año en las personas mayores de 45 años. Se trata de "una prueba que se puede llevar a cabo junto a otras en cualquier establecimiento sanitario de óptica", ha asegurado Martínez Moral.
FACTORES DE RIESGO PARA EL GLAUCOMA
Además de la edad, existe otro perfil de pacientes proclive a desarrollar la enfermedad, como son aquellos con antecedentes familiares de glaucoma o con una presión intraocular alta.
Asimismo, una miopía elevada (mayor de 5 dioptrías) hace que el nervio óptico sea más susceptible a la lesión, al igual que en aquellas personas que hayan sufrido un golpe o traumatismo en el ojo.
Otro grupo "sensible" es el de las personas con diabetes, puesto que el aumento de los niveles de glucosa en sangre puede generar graves daños en la retina, provocando la llamada retinopatía diabética. Por ello, "conviene llevar un buen control de la diabetes y someterse a revisiones visuales regulares", según ha concluido el decano del Colegio de Ópticos.