MADRID 3 Dic. (EUROPA PRESS) -
Actualmente se estima que en todo el mundo hay más de mil millones de personas con algún tipo de discapacidad, el 15 por ciento del total de la población mundial, de los que entre 110 y 190 millones tienen grandes dificultades para vivir normalmente, debido en parte a un desigual acceso a la sanidad, la educación y el empleo.
Así lo ha denunciado la Organización Mundial de la Salud (OMS) con motivo del Día Mundial de la Discapacidad que se celebra este lunes, recordando además que la proporción de personas con discapacidad está aumentando por culpa del envejecimiento de la población y el aumento de las enfermedades crónicas.
Generalmente, los países de ingresos bajos tienen una mayor prevalencia de discapacidades que los países de ingresos altos, siendo más común entre las mujeres, las personas mayores y los niños y adultos que son pobres.
El problema añadido, como denuncia este organismo de Naciones Unidas, es que las personas con discapacidades no suelen recibir la atención sanitaria que necesitan.
Como muestra el hecho de que hasta la mitad no puede pagar la atención de salud que necesitan, frente a un tercio de las personas sin discapacidades. Igualmente, las personas con discapacidades son dos veces más propensas a considerar insatisfactorios los servicios de salud que se les dispensa, cuatro veces más propensas a informar de que se las trata mal y casi tres veces más propensas a que se les niegue la atención de salud.
Además, en muchos países, los servicios de rehabilitación son insuficientes. Datos procedentes de cuatro países del África meridional indican que sólo entre un 26 y un 55 por ciento de las personas que requerían servicios de rehabilitación médica los recibían, y sólo entre el 17 y el 37 por ciento de los que necesitaban dispositivos de ayuda (por ejemplo, sillas de ruedas, prótesis, audífonos) podían acceder a ellos.
De igual modo, en el caso de la educación también sufren desigualdades con respecto a quienes no sufren ninguna discapacidad, ya que los niños tienen menos probabilidades de ser escolarizados.
Esto hace que se produzcan desfases entre las tasas de finalización de los estudios para todos los grupos de edad y en todos los contextos, con contrastes más pronunciados en los países más pobres. Por ejemplo, la diferencia entre el porcentaje de niños discapacitados y el porcentaje de niños no discapacitados que asisten a la escuela primaria oscila entre el 10 por ciento en la India y el 60 por ciento en Indonesia.
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En lo que respecta a su inserción en el mercado laboral, la OMS denuncia que este colectivo tiene más probabilidades de estar desempleado que las personas no discapacitadas.
En concreto, los datos mundiales indican que las tasas de empleo son más bajas para los hombres con discapacidad (53%) y las mujeres con discapacidad (20%) que para quienes no tienen una discapacidad (65% en hombres y 30% en mujeres.
En los países de la OCDE, la tasa de empleo para las personas con discapacidad (44%) ascendió a poco más de la mitad de la correspondiente a las personas sin discapacidad (75%).
Esto hace que las personas con discapacidades vivan en condiciones peores --por ejemplo, alimentación insuficiente, vivienda precaria, falta de acceso al agua potable y el saneamiento-- que las personas sin discapacidad.
Dado el coste adicional al que han de hacer frente. Entre otras cosas por su atención médica, los dispositivos de ayuda o la asistencia personal, las personas con discapacidades suelen ser más pobres que las no discapacitadas pese a disponer de ingresos similares.
Ante esta situación, la OMS insiste en la necesidad de promover el acceso a los servicios generales; invertir en programas específicos para las personas con discapacidad; adoptar una estrategia y plan de acción nacionales; mejorar la educación, formación y contratación del personal; proporcionar una financiación adecuada; aumentar la conciencia pública y la comprensión de las discapacidades; fortalecer la investigación y la recopilación de datos; y garantizar la participación de las personas con discapacidades en la aplicación de políticas y programas.
En este sentido, recuerdan que hasta la fecha han firmado la Convención sobre los derechos de personas con discapacidad en cerca de 150 países y organizaciones de integración regional, y 100 la han ratificado.