MADRID, 8 Feb. (EUROPA PRESS) -
Una investigación de los curiosos puntos brillantes en los ojos en las imágenes cerebrales de los pacientes con accidente cerebrovascular podría algún día alterar la forma en que estos individuos son evaluados y tratados. Un equipo de científicos de los Institutos Nacionales de la Salud estadounidenses descubrió que una sustancia química administrada rutinariamente a los pacientes con apoplejía sometidos a escáneres cerebrales puede filtrarse a sus ojos, resaltar esas áreas y potencialmente proporcionar una idea de sus accidentes cerebrovasculares.
"Estábamos algo asombrados por esto, es un fenómeno muy desconocido", afirma el profesor Richard Leigh, investigador clínico asistente del Instituto Nacional de Trastornos Neurológicos y Accidentes Cerebrovasculares (NINDS, por sus siglas en inglés) de NIH y autor principal del artículo sobre el estudio que se publica en 'Neurology'. "Se plantea la cuestión de si hay algo que podamos observar en el ojo que ayude a los médicos a evaluar la gravedad de un accidente cerebrovascular y nos guíe sobre la mejor manera de ayudar a los pacientes", añade.
Los ojos brillaron tan intensamente en esas imágenes por el gadolinio, un químico inofensivo y transparente que a menudo se administra a los pacientes durante las exploraciones por imágenes de resonancia magnética (IRM) para resaltar las anomalías en el cerebro. En individuos sanos, el gadolinio permanece en el torrente sanguíneo y es filtrado por los riñones; pero cuando alguien ha experimentado daño en la barrera hematoencefálica, que controla si las sustancias en la sangre pueden entrar al cerebro, el gadolinio se filtra al cerebro, creando puntos brillantes que marcan la ubicación del daño cerebral.
Investigaciones previas habían demostrado que ciertas enfermedades oculares podrían causar una interrupción similar en la barrera sanguínea ocular, lo que hace para el ojo lo que la barrera hematoencefálica hace para el cerebro. El equipo del doctor Leigh descubrió que un accidente cerebrovascular también puede comprometer la barrera sanguínea ocular y que el gadolinio que se filtró a los ojos de un paciente podría proporcionar información sobre su accidente cerebrovascular.
"Parece que el accidente cerebrovascular está influyendo en el ojo, por lo que el ojo es un reflejo de lo que está sucediendo en el cerebro --dice Leigh--. Claramente, estos resultados son preliminares, por lo que los estudios futuros deberán estar en sintonía con esto para comprender completamente su impacto".
Los investigadores realizaron resonancias magnéticas en 167 pacientes con accidente cerebrovascular al ingresar en el hospital sin administrar gadolinio y los compararon con escáneres tomados con gadolinio dos horas y 24 horas más tarde. Debido a que el gadolinio es transparente, no afectó a la visión de los pacientes y solo pudo detectarse mediante resonancias magnéticas.
FUGAS EN LA PARTE FRONTAL Y POSTERIOR DEL OJO
Aproximadamente tres cuartas partes de los pacientes experimentaron una fuga de gadolinio en sus ojos en una de las pruebas, con un 66 por ciento que lo muestra en el escaneo a las dos horas y un 75 por ciento en el escaneo a las 24 horas. El fenómeno estaba presente tanto en pacientes no tratados como en quienes recibieron un tratamiento, llamado tPA, para disolver el coágulo de sangre responsable de sus accidentes cerebrovasculares.
El gadolinio generalmente estaba presente en la parte frontal del ojo, llamado cámara acuosa, después de dos horas, y en una región hacia la parte posterior, llamada cámara vítrea, a las 24 horas. Los pacientes que mostraban gadolinio en la cámara vítrea en el punto temporal posterior tendían a ser mayores, con antecedentes de hipertensión y presentaban más puntos brillantes en sus escaneos cerebrales, llamados hiperintensidades de materia blanca, que están vinculados con el envejecimiento cerebral y la función cognitiva disminuida.
En una minoría de pacientes, el examen de dos horas mostró gadolinio en ambas cámaras oculares. Los accidentes cerebrovasculares en esos pacientes tendieron a afectar a una porción más grande del cerebro y provocar aún más daño a la barrera hematoencefálica que los ictus de pacientes con un patrón más lento de fuga de gadolinio o ninguna fuga en absoluto.
Los hallazgos plantean la posibilidad de que, en el futuro, los médicos puedan administrar una sustancia a los pacientes que podría acumularse en el ojo como el gadolinio y obtener rápidamente información importante sobre sus accidentes cerebrovasculares sin la necesidad de una resonancia magnética. "Es mucho más fácil para nosotros mirar dentro de los ojos de alguien que mirar dentro del cerebro de alguien --afirma Leigh--. Entonces, si el ojo es realmente una ventana al cerebro, podemos usar uno para aprender sobre el otro".
A pesar de la relación entre la fuga de gadolinio y la gravedad del accidente cerebrovascular, no se encontró que el fenómeno estuviera relacionado con el nivel de discapacidad que desarrollaron los pacientes después de los accidentes cerebrovasculares. Tampoco está claro si el gadolinio puede ingresar al ojo en personas sanas.