MADRID, 26 Ene. (EUROPA PRESS) -
El 80 por ciento de los pacientes con linfoma folicular podrán controlar su enfermedad gracias a la aparición de nuevas terapias biológicas, según asegura el hematólogo del Hospital Clínico de Barcelona, Armando López Guillermo, que ha participado en la reunión 'Post-ASH 20100', celebrada recientemente en Madrid.
"El pronóstico de los enfermos ha cambiado de forma espectacular y seguirá mejorando", asegura este experto, quien reconoce que se han incorporado nuevos fármacos que permiten a estos pacientes "vivir más sin que su enfermedad progrese".
Uno de ellos es el anticuerpo monoclonal rituximab, comercializado por Roche con el nombre de 'Mabthera', que ha demostrado su potencial no sólo en combinación con la quimioterapia sino también después de este tratamiento pero ya en solitario, lo que se conoce como terapia de mantenimiento.
En este sentido, los últimos estudios presentados en esta reunión científica, procedentes del estudio 'Prima', han demostrado que hasta el 82 por ciento de estos pacientes que continúa en mantenimiento con el anticuerpo monoclonal mantiene la remisión de la enfermedad, frente al 66 por ciento que no recibió el fármaco.
Según explica López Guillermo, "basta una dosis cada dos meses aprovechando la visita del paciente y con toxicidad controlable, lo que favorece en el paciente la posibilidad de hacer una vida absolutamente normal".
Además, otra investigación también ha llegado a la misma conclusión, demostrando que mantener al paciente con rituximab durante un par de años "mejora de forma considerable la supervivencia libre de progresión", comenta este experto, que fue el coordinador del 'Prima' en España.
Tras estos datos, el doctor López Guillermo asegura que lo único que falta es determinar cuál es la mejor quimioterapia, ya que "los que responden a este primer esquema son candidatos a la terapia de mantenimiento y, con las combinaciones hoy por hoy, esos son la mayoría", comenta.
El paciente que consigue que la enfermedad no progrese está libre de la sintomatología que puede provocar esta enfermedad, como el aumento de tamaño de los ganglios, derrames pleurales, peritoneales, anemia, y otros síntomas más generales como cansancio, sudoración o pérdida de peso.