MADRID, 25 Jul. (EUROPA PRESS) -
Investigadores de la Universidad de Goethe (Alemania) han observado, en un estudio publicado en la revista 'Nature', cómo la legionella mantiene bajo control otros factores de virulencia peligrosos, como consecuencia de la actividad de la enzima reguladora SidJ.
La incidencia de la enfermedad de la legionella ha aumentado en las últimas dos décadas. El hábitat natural de la bacteria son los biotopos de agua dulce, donde se reproducen principalmente en las amebas. Además, la legionella también puede colonizar los tanques o tuberías de agua y propagarse, por ejemplo, a través de sistemas de aire acondicionado que no cuentan con un buen mantenimiento. Los patógenos causan, entre otros, la neumonía, que a menudo es fatal en pacientes ancianos o en personas con un sistema inmunitario débil.
Lo que hace que la legionella sea tan peligrosa es su capacidad para multiplicarse en los fagocitos del sistema inmunológico al secretar enzimas de gran virulencia. Algunas de estas enzimas, conocidas como la familia SidE, son tan tóxicas que sin un control estricto matarían instantáneamente a sus células huésped. Sin embargo, dado que la legionella necesita las células huésped para multiplicarse, ha desarrollado un mecanismo sofisticado para la medición precisa de la actividad de la enzima SidE.
En este sentido, los investigadores han demostrado que el regulador SidJ, también liberado por la legionella, funciona como un antídoto contra las enzimas SidE, lo que garantiza un control preciso de la actividad de SidE. El regulador SidJ es una glutamilasa, es decir, tiene una actividad enzimática rara que permite que los aminoácidos glutamatos se unan para formar cadenas.
En este caso, SidJ ataca el glutamato central de las enzimas SidE e inhibe su actividad. Hasta ahora, se sabe poco acerca de las glutamilasas, por lo que los científicos se sorprendieron aún más cuando descubrieron que es precisamente este tipo de enzima la que impulsa la interacción coordinada de la virulencia de la legionella.
Los investigadores también revelaron cómo se activa SidJ en las células huésped. En concreto, requiere la proteína calmodulina que se une al calcio, el cual se encuentra en las células de los mamíferos. La microscopía crioelectrónica desempeñó un papel importante al explicar la estructura del complejo calmodulin-SidJ.
Este mecanismo hasta ahora desconocido abre nuevas posibilidades para la investigación para inhibir la propagación de la legionella en el organismo huésped. "Actualmente estamos trabajando en la eliminación selectiva de SidJ mediante el desarrollo de inhibidores para el dominio de la glutamilasa. Además del uso de antibióticos, podrían prevenir la propagación de la legionella en los fagocitos", han zanjado los investigadores.