MADRID, 4 Sep. (EUROPA PRESS) -
Investigadores del Hospital para Niños Enfermos (SickKids) de Canadá han descubierto un nuevo y prometedor objetivo terapéutico para el síndrome de Barth, una rara enfermedad genética que actualmente no tiene cura.
La investigación, publicada en 'Nature', es un esfuerzo internacional que involucró colaboraciones académicas e industriales, y reveló que el bloqueo de un gen recientemente descrito, llamado ABHD18, puede restaurar la salud mitocondrial y mejorar la función cardíaca en modelos preclínicos del síndrome de Barth. Este descubrimiento ofrece una posible vía para terapias dirigidas a esta rara afección.
"El propósito de tantos genes sigue siendo desconocido, pero precisamente por eso la investigación genómica es una herramienta tan poderosa para impulsar la Salud Infantil de Precisión", explica el doctor Jason Moffat, líder del estudio, científico sénior y jefe del programa de Genética y Biología Genómica. "Ahora que sabemos que ABHD18 desempeña un papel esencial en el desarrollo de mitocondrias sanas, podemos explorar nuevas terapias para el síndrome de Barth y, potencialmente, otras afecciones cardíacas".
¿QUÉ ES EL SÍNDROME DE BARTH?
El síndrome de Barth es una enfermedad genética ligada al cromosoma X que afecta a unas 500 personas en todo el mundo, la mayoría varones. Esta rara afección causa debilidad muscular, infecciones frecuentes y miocardiopatía. Si bien los trasplantes de corazón pueden controlar los síntomas cardíacos, muchos niños con síndrome de Barth no sobreviven más allá de la primera infancia.
Se sabe que el síndrome de Barth se debe a alteraciones en un gen llamado TAFAZZIN, que proporciona instrucciones para la producción de una proteína llamada TAFAZZIN. TAFAZZIN es esencial para el funcionamiento saludable de las mitocondrias, responsables de la producción de energía, al modificar un tipo especial de grasa llamada cardiolipina.
Cuando el gen TAFAZZIN no funciona correctamente, como ocurre en niños con síndrome de Barth, el cuerpo produce menos cardiolipina y mucha más cantidad de un lípido dañino llamado monolisocardiolipina (MLCL) en los tejidos. Esta acumulación de MLCL altera la función y la estructura de las mitocondrias, lo que dificulta la generación de la energía que las células necesitan para funcionar con normalidad. Como resultado, los niños pueden desarrollar problemas cardíacos graves.
Para comprender mejor esta vía, la doctora Sanna Masud, excandidata a doctorado en el Laboratorio Moffat, realizó un análisis genético para identificar genes que interactúan con TAFAZZIN e identificó ABHD18. "ABHD18 era inicialmente un gen sin caracterizar y sin función descrita. Tras varios experimentos y con la ayuda de colaboradores, descubrimos que ABHD18 codifica un regulador clave del metabolismo del CL".
BLOQUEO DE ABHD18 MEJORA LA FUNCIÓN CARDÍACA EN MODELOS PRECLÍNICOS
Los investigadores descubrieron que ABHD18 actúa como un gen supresor que afecta la vía implicada en la producción de cardiolipina. Un gen supresor es un gen que puede reducir o contrarrestar los efectos de otro gen cuando este no funciona correctamente. Si bien la corrección directa de TAFAZZIN es compleja, bloquear este gen supresor ofrece una forma de evitar el problema y mejorar la función mitocondrial.
"En lugar de intentar reparar directamente el gen TAFAZZIN defectuoso, nos centramos en este gen secundario que amplifica el daño cuando falta TAFAZZIN ", explica Moffat. "Al desactivar ABHD18, también pudimos revertir los efectos de la deficiencia de TAFAZZIN en un modelo preclínico. Es uno de los ejemplos más impactantes de un modificador de la enfermedad que este equipo de investigación ha observado hasta la fecha".
Al bloquear ABHD18 con un fármaco de molécula pequeña llamado ABD646, lograron reducir los niveles de MLCL en múltiples modelos preclínicos del síndrome de Barth. Utilizando un modelo de pez cebra y células derivadas de pacientes, el equipo observó una mejora en la salud mitocondrial y la función cardíaca.
"ABHD18 nos ofrece una vía directa para corregir el problema subyacente de esta rara afección y puede brindar una verdadera esperanza a los pacientes y sus familias", concluye Moffat. "Este es un ejemplo perfecto de cómo la investigación puede fundamentar nuevas terapias y el tratamiento de algunas de las afecciones más raras".