No se aprecian diferencias en el efecto de la obesidad entre los cuatro subtipos de cáncer de mama
MADRID, 4 Jun. (EUROPA PRESS) -
La obesidad severa condiciona el pronóstico en cáncer de mama, asociándose con más riesgo de mortalidad y recurrencia de la enfermedad, según un estudio presentado por el Grupo Español de Investigación en Cáncer de Mama, en la Reunión Anual de la Sociedad Americana de Oncología Médica (ASCO) que se está celebrando en Chicago (EEUU).
El estudio, que destaca ésta incidencia en mujeres cuyo índice de masa corporal (IMC) igual o superior a 35, recopila información de cuatro ensayos clínicos puestos en marcha por el Grupo, con un seguimiento de más de 7 años, y más de 5.800 de las pacientes con cáncer de mama operable.
No obstante, en la investigación tan sólo el 8% de las mujeres estudiadas presentaban un IMC igual o superior a 35 en el momento de empezar el tratamiento, algo que, en opinión de la doctora Marina Pollán, investigadora principal y jefa de servicio de Epidemiología del Cáncer del Instituto de Salud Carlos III, es una "buena noticia", ya que el porcentaje de pacientes con cáncer de mama con obesidad moderada y grave es bajo.
Entre las conclusiones, cabe destacar que el estudio muestra que en las mujeres con sobrepeso y obesidad leve (con IMC<35) no presentan un peor pronóstico; y, por otra parte, que no se aprecian diferencias en el pronóstico de la obesidad entre los cuatro subtipos de cáncer de mama.
En este sentido, sugiere la posibilidad de que las mujeres obesas pudieran ser tratadas con dosis subóptimas de quimioterapia. "La dosis óptima de fármacos está íntimamente relacionada con el IMC y, a pesar de que en el estudio no hemos encontrado cifras altas de infratratamiento, si hemos observado una asociación entre el IMC y el infratratamiento, algo que podría explicar por qué otros estudios en pacientes con cáncer de mama no incluidas en ensayos clínicos encuentran un peor pronóstico también en mujeres con sobrepeso y obesidad leve", concluye Pollán.
Por otro lado, GEICAM ha presentado un segundo estudio que analiza el mejor modo de dar quimioterapia adyuvante en pacientes con cáncer de mama operable y ganglios linfáticos axilares positivos. Se trata de un trabajo en fase III, randomizado, en el que se comparan dos esquemas de tratamiento: epirubicina y ciclofosfamida seguido de docetaxel (EC-T) frente a epirubicina y docetaxel seguido con capecitabina (ET-X).
Tras un seguimiento de seis años y medio, el estudio demuestra una mayor supervivencia libre de enfermedad con el tratamiento estándar (86% registrado por el régimen EC-T vs. 82% alcanzado con la combinación ET-X).
En cuanto al perfil de toxicidad, aclara su autora principal, la doctora Begoña Bermejo, oncóloga del Hospital Clínico Universitario de Valencia, "se ha observado una tolerabilidad favorable con capecitabina, reduciendo los efectos inmunosupresores y la alopecia".