MADRID, 3 Sep. (EUROPA PRESS) -
La obesidad está relacionada con una respuesta reducida al gusto, según un nuevo estudio de la Universidad de Binghamton, en Nueva York (EEUU).
Gracias a investigaciones anteriores, se sabe que la percepción del gusto cambia con la obesidad, pero los cambios neuronales subyacentes seguían siendo poco conocidos. "Es sorprendente que sepamos tan poco acerca de cómo el gusto se ve afectado por la obesidad, dado que el sabor de los alimentos es un factor importante para determinar lo que elegimos comer", ha indicado Patricia Di Lorenzo, profesora de psicología de la Universidad de Binghamton.
Para averiguarlo, el equipo de investigadores pretendieron detallar los efectos de la obesidad en las respuestas a los estímulos gustativos en el núcleo del tracto solitario, una parte del cerebro involucrada en el procesamiento del gusto. A continuación, los científicos registraron las respuestas a los estímulos gustativos de células individuales en el tronco encefálico de ratas que se volvieron obesas al comer una dieta alta en grasas.
Los resultados revelaron que las respuestas gustativas en estas ratas obesas eran más pequeñas en magnitud, más cortas en duración y tardaron más en desarrollarse, en comparación con las de las rata del primer grupo. Los hallazgos han sido publicados en la revista 'Frontiers in Integrative Neuroscience'.
Según los investigadores, estos resultados sugieren que una dieta alta en grasas produce respuestas importantes en el gusto en el cerebro, y da lugar a una asociación debilitada de las respuestas gustativas con el comportamiento digestivo.
Si bien Di Lorenzo ha enfatizado que estos hallazgos actualmente solo se aplican a las ratas, ha apuntado que este mismo proceso podría traducirse en humanos.
"Otros estudios han descubierto que la cantidad de papilas gustativas en la lengua está disminuida en ratones y humanos obesos, por lo que la probabilidad de que la respuesta del gusto en el cerebro humano también se reduzca es buena", ha explicado Di Lorenzo.
Actualmente Di Lorenzo y su equipo están investigando los efectos de la cirugía de derivación gástrica en las respuestas del tronco encefálico para ver si este procedimiento puede recuperar algunos o todos los déficits en la percepción del sabor.