MADRID, 3 Ago. (EUROPA PRESS) -
La obesidad en mujeres jóvenes puede provocar complicaciones cardiacas durante y después del embarazo, según una investigación preliminar presentada en las Sesiones Científicas de Ciencias Cardiovasculares Básicas de la Asociación Estadounidense del Corazón, un intercambio global sobre los últimos avances en ciencia cardiovascular básica.
La obesidad es un factor de riesgo para la preeclampsia, un tipo de presión arterial alta que puede ocurrir durante la segunda mitad del embarazo y deja a las mujeres más propensas a la hipertensión y las enfermedades cardíacas en etapas más avanzadas de la vida. Es más común en los primeros embarazos y puede dañar la placenta, los órganos y provocar la muerte del bebé u otras complicaciones fetales.
Además, diversos estudios han demostrado que ser obeso lo pone en mayor riesgo de problemas de salud como enfermedades del corazón, derrames cerebrales, presión arterial alta, diabetes y más.
"El sistema cardiovascular de las mujeres experimenta cambios profundos durante el embarazo, que vuelven a los niveles previos al embarazo de tres a seis meses después del parto. El objetivo principal de este estudio en curso es seguir a las mujeres durante el embarazo para detectar si hay diferencias en la forma en que cambia el sistema cardiovascular durante el embarazo que podrían explicar su predisposición a la preeclampsia y otras complicaciones cardiovasculares", señala Katherine Shreyder, del Departamento de Medicina Interna del Centro de Ciencias de la Salud de la Universidad Texas Tech (Estados Unidos).
Los investigadores evaluaron los cambios cardiacos y químicos en 11 mujeres obesas (índice de masa corporal promedio 33,6, edad promedio 29,6 años) y 13 normales o con sobrepeso (índice de masa corporal promedio 25,5, edad promedio 26,3 años) durante sus primeros embarazos. La mayoría (85%) de las mujeres eran hispanas.
Durante el primer trimestre del embarazo, los investigadores encontraron que las mujeres obesas tenían, en comparación con las mujeres normales o con sobrepeso, un ventrículo izquierdo más grueso (122,6 frente 97,4 gramos); una relación E/A más baja (1,5 frente a 1,83); menor fracción de eyección (71% frente a 73,7%); presión arterial sistólica más alta (125 mm Hg frente a 109 mm Hg); y presión arterial diastólica más alta (79,7 mm Hg frente a 68,8 mm Hg).
"Parece que las pacientes obesos serán más propensos a deteriorarse durante el embarazo, porque comenzamos a observar una presión arterial más alta (aunque todavía dentro del rango normal), un aumento en la masa del ventrículo izquierdo y una disminución en la fuerza y relajación del bombeo", detalla Shreyder.
A medida que los investigadores sigan a las mujeres durante todo el embarazo y durante los seis meses posteriores al parto, también analizarán si los niveles de ciertos biomarcadores de inflamación u obesidad están relacionados con cambios en los ecocardiogramas o el desarrollo de preeclampsia.
"La ecocardiografía podría llegar a ser una herramienta de detección útil en mujeres embarazadas obesas si más investigaciones establecen una conexión definitiva entre los cambios observados en la ecocardiografía al inicio del embarazo y el riesgo de preeclampsia", apunta la investigadora.