MADRID, 11 Jun. (EUROPA PRESS) -
En el primer estudio prospectivo sobre la distribución de la grasa corporal y el riesgo de cáncer de próstata medidos directamente, los investigadores han hallado que los niveles más altos de grasa abdominal y del muslo se asocian con un mayor riesgo de cáncer de próstata agresivo. Publicados en la revista 'Cancer' de la American Cancer Society, estos hallazgos pueden llevar a una mejor comprensión de la relación entre la obesidad y el cáncer de próstata y proporcionar nuevas perspectivas de tratamiento.
Estudios anteriores han demostrado que la obesidad se asocia con un riesgo elevado de cáncer de próstata avanzado y un pronóstico más precario después del diagnóstico. Además, la evidencia emergente sugiere que la distribución específica de la grasa en el cuerpo puede ser un factor importante.
Para proporcionar evidencia de alta calidad, Barbra Dickerman, de la Escuela de Salud Pública TH Chan de la Universidad de Harvard, y sus colegas analizaron la distribución de la grasa corporal utilizando la medida estándar de la tomografía computarizada y evaluaron el riesgo de ser diagnosticados y de morir por cáncer de próstata a 1.832 hombres islandeses a quienes se hizo seguimiento durante 13 años.
Durante el estudio, 172 hombres desarrollaron cáncer de próstata y 31 murieron a causa de la enfermedad. La acumulación de grasa en áreas específicas, como la grasa visceral (en el abdomen rodeando los órganos) y la grasa subcutánea del muslo (justo debajo de la piel), se asoció con el riesgo de cáncer de próstata avanzado y mortal. El índice de masa corporal alto (IMC) y la circunferencia de la cintura alta también se asociaron con mayores riesgos de cáncer de próstata avanzado y mortal.
"Curiosamente, cuando observamos por separado a los hombres con un IMC alto frente a los de un IMC bajo, encontramos que la asociación entre la grasa visceral y el cáncer de próstata avanzado y fatal fue más fuerte entre los hombres con un IMC más bajo. La precisión de estas estimaciones fue limitada en este subgrupo análisis, pero esta es una señal intrigante para futuras investigaciones ", alerta Dickerman.
Se necesitan estudios adicionales para investigar el papel de la distribución de la grasa en el desarrollo y la progresión del cáncer de próstata y cómo los cambios en los depósitos de grasa con el tiempo pueden afectar la salud de los pacientes.
"En última instancia, identificar los patrones de distribución de la grasa que se asocian con el mayor riesgo de cáncer de próstata clínicamente significativo puede ayudar a dilucidar los mecanismos que vinculan la obesidad con la enfermedad agresiva y los hombres objetivo para las estrategias de intervención", añade Dickerman.