MADRID, 15 Oct. (EUROPA PRESS) -
Los trastornos por uso de sustancias se diagnostican según criterios que pueden agruparse en cuatro categorías: dependencia física, uso riesgoso, problemas sociales y control alterado. Las consecuencias negativas de los trastornos por consumo de sustancias representan un problema global que afecta a las personas, las familias, las comunidades y la salud social en general.
A pesar de la alta prevalencia y las consecuencias de los trastornos por consumo de alcohol y otras sustancias, menos de una cuarta parte de las personas recibió tratamiento en 2023. La infrautilización se debe a diversas barreras a nivel del paciente, el médico y la organización, entre las que destaca el estigma asociado a los trastornos por consumo de sustancias.
Las terapias más conocidas por su papel en la pérdida de peso están mostrando efectos inesperados en el cerebro. Lo que comenzó como un tratamiento metabólico podría convertirse en una herramienta clave contra una de las mayores crisis de salud pública.
QUÉ SON LOS FÁRMACOS GLP-1 Y CÓMO ACTÚAN EN EL CUERPO
Los tratamientos GLP-1 para tratar la diabetes y la obesidad también puede tener el potencial de tratar la adicción al alcohol y las drogas, según un nuevo artículo de los Institutos Nacionales de la Salud (NIH) de Estados Unidos, publicado en el 'Journal of the Endocrine Society'.
Las terapias, conocidas como agonistas del receptor del péptido similar al glucagón-1 (GLP-1RA), presentan un enfoque alentador para tratar el alcohol y otros trastornos por uso de sustancias.
"Las primeras investigaciones en animales y humanos sugieren que estos tratamientos pueden ayudar a reducir el consumo de alcohol y otras sustancias", reflexiona el investigador principal Lorenzo Leggio, del Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas (NIDA) y el Instituto Nacional sobre el Abuso de Alcohol y Alcoholismo (NIAAA), ambos parte de los Institutos Nacionales de la Salud (NIH .
Las terapias con GLP-1 han ganado gran reconocimiento en los últimos años por su capacidad para abordar la obesidad y reducir significativamente el peso. Además de sus efectos inhibidores sobre el sistema gastrointestinal, el GLP-1 tiene funciones clave en el sistema nervioso central, señala el estudio. Entre ellas, la activación del receptor GLP-1 en el sistema nervioso central reduce el apetito y anima a las personas a comer cuando tienen hambre y a dejar de comer cuando están saciadas.
Se ha demostrado que algunas formas de obesidad presentan características bioquímicas similares a las de la adicción, incluyendo mecanismos neurológicos, según el estudio, que reconoce la controversia existente al respecto. "Las vías implicadas en la adicción también contribuyen a la sobrealimentación patológica y a la obesidad", confirma el estudio.
Con esta vía en mente, en los últimos años, los investigadores han considerado los GLP-1 como una posible terapia para abordar los trastornos por consumo de sustancias. Investigaciones preclínicas y clínicas iniciales sugieren que las terapias con GLP-1 modulan las vías neurobiológicas subyacentes a las conductas adictivas, reduciendo así potencialmente el ansia/consumo de sustancias, a la vez que abordan las comorbilidades.
EL VÍNCULO ENTRE LA OBESIDAD Y LAS ADICCIONES
Los estudios que examinan los efectos del GLP-1 en los trastornos por consumo de sustancias incluyen diversos trastornos. Entre ellos, trastorno por consumo de alcohol (TCA). En concreto, un ensayo controlado aleatorizado con exenatida, el primer agonista del receptor GLP-1 aprobado para la diabetes, no mostró un efecto significativo en el consumo de alcohol, aunque un análisis secundario indicó una reducción en el consumo de alcohol en el subgrupo de personas con TCA y obesidad comórbida.
Un ensayo controlado aleatorizado más reciente demostró que la semaglutida a dosis bajas -un agonista del receptor GLP-1 más reciente, aprobado tanto para la diabetes como para la obesidad- redujo la autoadministración de alcohol en el laboratorio, así como las bebidas por día de consumo y el antojo, en personas con TCA.
En cuanto al trastorno por consumo de opioides, en modelos con roedores, se ha demostrado que varios agonistas del receptor GLP-1 reducen la autoadministración de heroína, fentanilo y oxicodona. Los estudios también revelaron que estos medicamentos reducen la reincidencia en la búsqueda de drogas, un modelo con roedores de recaída en la adicción a las drogas.
Asimismo, en trastorno por consumo de tabaco, los datos preclínicos muestran que los agonistas del receptor GLP-1 reducen la autoadministración de nicotina, la reanudación de la búsqueda de nicotina y otros efectos secundarios relacionados con la nicotina en roedores. Los ensayos clínicos iniciales sugieren el potencial de estos medicamentos para reducir el consumo de cigarrillos al día y prevenir el aumento de peso que suele producirse tras dejar de fumar.
Los autores advierten que se necesitan más estudios y de mayor tamaño para confirmar la eficacia de estos tratamientos. Estudios adicionales ayudarán a desvelar los mecanismos subyacentes a las terapias con GLP-1 en relación con las conductas adictivas y el consumo de sustancias.