MADRID, 4 Oct. (EUROPA PRESS) -
Un equipo internacional de científicos ha podido desvelar detalles no conocidos hasta el momento sobre cómo actúa el parásito de la malaria una vez ha infectado los glóbulos rojos, lo que abre una vía al diseño de nuevos tratamientos contra la malaria, una enfermedad que se cobra más de 400.000 vidas cada año.
El parásito 'Plasmodium falciparum', transmitido con las picaduras de mosquito, llega a la sangre e infecta los glóbulos rojos de su víctima. Una vez dentro, usa como nutriente la hemoglobina (la proteína encargada del transporte de oxígeno en la sangre). Al digerirla, se producen residuos de hierro en forma de moléculas llamadas hemo. Estos grupos hemo son tóxicos para el parásito pero él tiene una estrategia para que no le perjudiquen: los junta de dos en dos y después los agrupa formando cristales de hemozoína, de manera que el hierro tóxico queda bloqueado y ya no representa una amenaza para él.
Aún no se sabe exactamente cómo el parásito cristaliza los hemo, pero ahora el grupo de investigación, liderado por Sergey Kapishnikov de la Universidad de Copenhagen, ha podido calcular por primera vez la velocidad de este proceso de cristalización con imágenes del parásito congelado in vivo. La clave del mecanismo bioquímico del parásito es que se deben coordinar las dos reacciones del proceso: la digestión de hemoglobina y la cristalización de los hemo.
"Como si de una cadena de montaje se tratara, la degradación inicial no puede ser más rápida que la cristalización; si no, los tóxicos grupos hemo resultantes se acumularían y la maquinaria siguiente encargada de tratarlos no daría al abasto de convertirlos en cristales. En consecuencia, los investigadores proponen un nuevo modelo del proceso donde predicen que necesariamente tiene que haber un mecanismo que controle y regule la velocidad de degradación de hemoglobina y, por tanto, también limite la liberación de grupos hemo", señalan expertos del Sincrotrón ALBA, que ha participado en la investigación.
Este descubrimiento, explican, "es muy útil para el diseño de nuevos fármacos, cuyo objetivo sería sabotear este proceso de gestión de residuos: ya sea impidiendo la reacción que empaqueta los hemo tóxicos; o haciendo que se acumulen muchos de ellos atacando el sistema de coordinación entre ambos pasos - degradación y cristalización -, de manera que el parásito acabe ahogándose en sus propios escombros acumulados".
Todos estos resultados han llevado a los investigadores a proponer un nuevo modelo de cristalización con sistema de feedback, ya que todo indica que las reacciones deben estar controladas: la degradación de la hemoglobina no puede ser más rápida que la cristalización de hemo. El siguiente paso es pues, ver cómo exactamente se coordinan la degradación de hemoglobina y la cristalización para poder encontrar un punto donde atacar. Si este sistema de información se interrumpiera, el parásito moriría.