MADRID 19 Abr. (EUROPA PRESS) -
Los nuevos anticoagulantes, más eficaces, podrían utilizarse en el 75 por ciento de los pacientes pero la crisis económica solo permite que se beneficien el 30 por ciento, según se desprende de la 'XI Reunión Anual de la Sección de Electrofisiología y Arritmias' de la Sociedad Española de Cardiología (SEC).
Estos fármacos se tratan para la fibrilación auricular, entre otras enfermedades. Se trata de una arritmia, cuya prevalencia en la población general es de un 3 por ciento, caracteriza por la formación de un trombo que desplaza por la sangre hasta producir una embolia. Para evitar que se formen estos coágulos, se administran fármacos anticoagulantes a los pacientes que los necesitan.
Así, los nuevos anticoagulantes orales --dabigatrán, el único autorizado en España; rivaroxaban, cuya aprobación está prevista en las próximas semanas; y apixaban-- tienen ventajas frente a los clásicos.
"La primera es que permiten simplificar la vida del enfermo, ya que no hace falta ajustar las dosis, le evitan numerosas analíticas, así como acudir a las unidades de hematología y a diversos controles de salud, y la segunda es que son más eficaces en determinados subgrupos de pacientes", ha señalado el presidente de la Sección de Electrofisiología y Arritmias de la SEC, el doctor Ignacio Fernández Lozano.
De esta manera, este experto ha reconocido que los pacientes que más van a beneficiarse de los nuevos anticoagulantes orales son "los que no consiguen un control con los antagonistas de la vitamina K, los que no pueden ir a hacerse controles con mucha frecuencia, los que sangran mucho y en los que se aprecia un muy alto riesgo de sufrir una embolia".
La eficacia de los nuevos anticoagulantes y sus ventajas respecto a determinados subgrupos de pacientes es clara. "Si no importara el dinero, los nuevos anticoagulantes sustituirían a los clásicos en el 75 por ciento de los casos. Pero debemos ser conscientes de que en la actual situación de crisis económica debemos restringir estos fármacos a los pacientes para los que resulten más beneficiosos", ha afirmado.
No obstante, los nuevos anticoagulantes también tienen sus limitaciones médicas, ya que existe poca experiencia de uso en determinadas situaciones clínicas. Así, por el momento, dabigatrán no se puede usar en enfermos con prótesis cardiacas, que aún no han sido incluidos en los estudios.
Estos anticoagulantes de nueva generación surgieron como una alternativa a los clásicos, como acenocumarol ('Sintrom'), que es el más administrado en España, y warfarina, el más administrado en el resto del mundo.
Este tipo de anticoagulantes ofrecen una peor calidad de vida a los pacientes. "Así, el 'Sintrom' les obliga a realizarse un análisis de sangre al menos una vez al mes y aún así no evita que sufran varios episodios de descompensación hasta el punto de que el porcentaje de pacientes bien anticoagulados con estos análisis no llega al 60 por ciento", ha argumentado Fernández Lozano.