MADRID, 22 Abr. (EUROPA PRESS) -
Investigadores de la Escuela de Salud Pública T.H. Chan de Harvard (Estados Unidos) han desarrollado un modelo de predicción de riesgos que combina factores genéticos y clínicos con biomarcadores circulantes para identificar a las personas con un riesgo significativamente más alto de lo normal de padecer cáncer de páncreas.
"El cáncer de páncreas es un cáncer particularmente mortal, con cerca del 80 por ciento de los pacientes diagnosticados con una enfermedad avanzada e incurable. Descubrirlo en una etapa temprana hace que sea más probable que la cirugía sea una opción, aumentando las posibilidades de supervivencia", explica Peter Kraft, autor principal del trabajo, que se ha publicado en la revista 'Epidemiology, Biomarkers & Prevention'.
Las técnicas de detección existentes, como la resonancia magnética (RM), no se recomiendan para el público en general porque pueden generar tasas excesivas de falsos positivos. Son más apropiadas para las personas con mayor riesgo de cáncer de páncreas y, por lo tanto, mejorar la identificación de la población de alto riesgo podría mejorar la prevención y los esfuerzos de detección adaptados.
Los factores de riesgo del cáncer de páncreas incluyen los antecedentes familiares, las afecciones crónicas como la diabetes y la pancreatitis, y el tabaquismo. Los estudios prospectivos han demostrado que ciertos biomarcadores circulantes relacionados con la resistencia a la insulina también han demostrado que influyen en el riesgo. "Estos factores han sido investigados individualmente, y en este estudio, quisimos examinar el efecto combinado de factores clínicos, variantes de predisposición genética comunes y biomarcadores circulantes", detalla Kraft.
Este estudio examinó datos de cuatro grandes estudios de cohorte prospectivos. Analizaron los datos de 500 pacientes diagnosticados con adenocarcinoma pancreático primario entre 1984 y 2010, así como 1.091 controles emparejados. El estudio incluyó sólo a participantes blancos no hispanos de Estados Unidos, porque las variantes de riesgo genómico se han confirmado en la población blanca pero no en otros grupos.
Los investigadores recopilaron datos sobre el estilo de vida y las características clínicas de los cuestionarios de los pacientes, muestras de sangre y ADN genómico de los leucocitos de la sangre periférica de los participantes. Calcularon una puntuación de riesgo genético ponderada basada en los datos de dos grandes estudios de asociación genómica.
Los investigadores desarrollaron tres modelos de riesgo relativo para hombres y mujeres por separado. Uno presentaba sólo factores clínicos; otro añadía la puntuación de riesgo genético ponderado a los factores clínicos; y el tercero añadía biomarcadores como la proinsulina, la adiponectina, la IL-6 y los aminoácidos de cadena ramificada total.
Finalmente, los modelos identificaron subconjuntos de participantes que tenían un riesgo tres veces mayor o más alto de cáncer de páncreas que la población general. El modelo que sólo presentaba características clínicas identificó el 0,2 por ciento de los hombres y el 1,5 por ciento de las mujeres que tenían un riesgo tres veces mayor o más alto. El modelo que combinaba factores clínicos y genéticos identificó al 0,3 por ciento de los hombres y al 2,3 por ciento de las mujeres con un riesgo tres veces mayor o mayor.
El modelo que añadió una puntuación de riesgo genético ponderado y biomarcadores circulantes identificó al 1.8 por ciento de los hombres y al 0.7 por ciento de las mujeres que tenían un riesgo tres veces mayor o más alto. El modelo integrado final identificó al 2,0 por ciento de los hombres y al 2,3 por ciento de las mujeres que tenían un riesgo al menos tres veces mayor que el promedio en 10 años de seguimiento. Los individuos en el 1 por ciento superior de riesgo tenían un 4 por ciento de riesgo de por vida de cáncer de páncreas.
Aunque este modelo tendría que ser confirmado y estudiado en otras poblaciones, Kraft asegura que el estudio indica que la combinación de biomarcadores con factores clínicos y genéticos puede resultar en una mejor identificación de las personas que podrían beneficiarse de la detección temprana del cáncer de páncreas.