Dos de cada tres fallecimientos se deben a enfermedades no transmisibles como la cardiopatía isquémica, el ictus y la diabetes
MADRID, 12 Oct. (EUROPA PRESS) -
Las tasas de mortalidad mundial están disminuyendo, pero no entre los jóvenes y adultos jóvenes, según el último estudio de del Instituto de Métricas y Evaluación de la Salud (IHME) de la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington (Estados Unidos) sobre la Carga Global de Enfermedad (GBD, por sus siglas en inglés), publicado en 'The Lancet' y presentado en la Cumbre Mundial de la Salud en Berlín (Alemania). Además, las enfermedades no transmisibles (ENT) representan actualmente casi dos tercios de la mortalidad y morbilidad totales a nivel mundial, con la cardiopatía isquémica, el accidente cerebrovascular y la diabetes a la cabeza.
Los investigadores también estiman que casi la mitad de todas las muertes y discapacidades podrían prevenirse modificando algunos de los principales factores de riesgo, como la reducción de los niveles altos de azúcar en sangre y el índice de masa corporal (IMC) elevado.
El equipo del doctor Christopher Murray, director del Instituto de Métricas y Evaluación de la Salud (IHME) de la Facultad de Medicina de la Universidad de Washingtonen IHME y su Red de Colaboradores GBD de 16.500 científicos e investigadores recopilaron y analizaron datos y produjeron estimaciones para 375 enfermedades y lesiones y 88 factores de riesgo por edad y sexo a nivel mundial, regional y nacional para 204 países y territorios y 660 ubicaciones subnacionales de 1990 a 2023, lo que convierte al GBD en la investigación más completa que cuantifica la pérdida de salud.
A pesar del crecimiento y el envejecimiento de la población, la tasa mundial de mortalidad estandarizada por edad de 2023 disminuyó un 67% desde 1950, y todos los países y territorios marcaron descensos. La esperanza de vida mundial volvió a los niveles prepandémicos, con 76,3 años para las mujeres y 71,5 años para los hombres, lo que supone más de 20 años más en comparación con 1950. A pesar de este progreso, persisten marcadas diferencias geográficas, con una esperanza de vida que oscila entre los 83 años en las regiones de altos ingresos y los 62 años en el África subsahariana.
Entre los adolescentes y adultos jóvenes, el mayor aumento de muertes se registró entre las personas de 20 a 39 años en América del Norte con altos ingresos entre 2011 y 2023, principalmente debido al suicidio, la sobredosis de drogas y el consumo excesivo de alcohol. Durante el mismo período, las muertes en el grupo de edad de 5 a 19 años aumentaron en Europa del Este, América del Norte con altos ingresos y el Caribe.
Durante todo el período de estudio, el número de muertes infantiles disminuyó más que en cualquier otro grupo de edad. Entre 2011 y 2023, Asia Oriental registró la mayor disminución, del 68%, en la tasa de mortalidad en menores de 5 años gracias a una mejor nutrición, vacunas y sistemas de salud más sólidos.
La mortalidad en niños de 5 a 14 años en África subsahariana entre 1950 y 2021 fue mayor de lo estimado previamente, un aumento impulsado por las altas tasas de infecciones respiratorias y tuberculosis, otras enfermedades infecciosas y lesiones accidentales. Nuevos cálculos también mostraron que la mortalidad en mujeres jóvenes de 15 a 29 años en África subsahariana fue un 61% mayor de lo estimado previamente, debido principalmente a la mortalidad materna, los accidentes de tránsito y la meningitis.
Por otra parte, se confirma que las causas de muerte están cambiando de las enfermedades infecciosas a las no transmisibles (ENT), lo que genera nuevos desafíos para la salud mundial, en particular para los países de bajos ingresos. Tras ser la principal causa de muerte en 2021, la COVID-19 descendió al vigésimo puesto en 2023, situando de nuevo a la cardiopatía isquémica y el ictus en el primer puesto, seguidos de la enfermedad pulmonar obstructiva crónica, las infecciones de las vías respiratorias inferiores y los trastornos neonatales. Desde 1990, las tasas de mortalidad por cardiopatía isquémica y ictus han disminuido, al igual que las enfermedades diarreicas, la tuberculosis, el cáncer de estómago y el sarampión. Por el contrario, durante el mismo período, la tasa de mortalidad aumentó por diabetes, enfermedad renal crónica, enfermedad de Alzheimer y VIH/sida.
Si bien la edad media mundial al morir aumentó de 46,4 años en 1990 a 62,9 años en 2023, las desigualdades geográficas fueron profundas. La edad media de muerte más alta se registró en la superregión de altos ingresos, con 80,5 años para las mujeres y 74,4 años para los hombres. La edad media de muerte más baja se registró en África subsahariana, con 37,1 años para las mujeres y 34,8 años para los hombres.
Asimismo, se señala que las enfermedades no transmisibles (ENT) causaron casi dos tercios del total mundial de muertes y discapacidades. Las tres principales causas fueron la cardiopatía isquémica, el accidente cerebrovascular y la diabetes. Las regiones de bajos ingresos también experimentaron un fuerte aumento de las ENT, lo que limitó aún más el acceso de las naciones con recursos limitados.
Entre 1990 y 2023, la tasa estandarizada por edad de años de vida ajustados por discapacidad (AVAD) se redujo un 36%. Entre 2010 y 2023, las tasas de AVAD para enfermedades transmisibles, maternas, neonatales y nutricionales (CMNN) se redujeron casi un 26%.
Casi la mitad de la mortalidad y morbilidad mundial en 2023 se atribuyó a 88 factores de riesgo modificables. Los 10 factores de riesgo con mayor proporción de pérdida de salud fueron la hipertensión arterial sistólica, la contaminación por partículas en suspensión, el tabaquismo, la glucemia plasmática alta en ayunas, el bajo peso al nacer y la gestación corta, el IMC alto, el colesterol LDL alto, la disfunción renal, el retraso del crecimiento infantil y la exposición al plomo. Entre 2010 y 2023, las tasas de AVAD para el IMC alto aumentaron casi un 11%, el consumo de drogas casi un 9% y la glucemia alta un 6%.
Los nuevos métodos de modelado de GBD para la exposición al plomo, el décimo riesgo principal, también revelaron una relación directa con las enfermedades cardiovasculares. La eliminación del plomo del combustible ha contribuido a una disminución sustancial de la exposición a lo largo de los años, pero sigue siendo un contaminante ambiental común que se puede encontrar en la pintura de edificios antiguos, suelos contaminados, agua, especias y muchos utensilios de cocina.
Los riesgos sensibles al clima, como la contaminación atmosférica y el calor, siguen teniendo un impacto cada vez mayor en la salud mundial. Las tasas de AVAD para el segundo riesgo más importante, la contaminación por material particulado, fueron más altas en las superregiones de Asia Meridional, África Subsahariana, África del Norte y Oriente Medio.
Los trastornos de salud mental aumentaron considerablemente, con un incremento del 63% en los trastornos de ansiedad y del 26% en los trastornos depresivos. Además, se identificó que el abuso sexual y la violencia de pareja contribuyen de forma prevenible a la depresión, la ansiedad y otras consecuencias para la salud.
Entre los niños menores de 5 años, los principales factores de riesgo en 2023 fueron la desnutrición infantil y materna, la contaminación por material particulado y la falta de agua, saneamiento e higiene (WaSH) seguros. En el caso de los niños y adolescentes de 5 a 14 años, la deficiencia de hierro fue el principal riesgo, seguida de otros relacionados con la falta de agua, saneamiento e higiene seguros y la desnutrición infantil y materna. En el grupo de edad de 15 a 49 años, los dos principales riesgos fueron las prácticas sexuales de riesgo y los accidentes laborales, seguidos del IMC alto, la presión arterial sistólica alta y el tabaquismo. En el grupo de 50 a 69 años, la presión arterial sistólica alta fue el principal riesgo, seguida del tabaquismo, la hiperglucemia, el IMC alto, el colesterol LDL alto y la disfunción renal.